CorSalud 2013 Oct-Dic;5(4):334-345



ARTÍCULO ORIGINAL

FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR Y CALIDAD DE VIDA EN MUJERES REVASCULARIZADAS CON STENT CORONARIOS


Dr. José C. Castillo Núñeza, Dr.C. Luis R. Llerena Rojasb, MSc. Johanna Castillo Núñezb, Dra. Yisbel Vistorte Vallec, Dr.C. Antolín Romero Suárezd, Dr.C. Yaxsier de Armas Rodrígueze
______________

  1. Hospital Militar Central "Dr. Carlos J. Finlay". La Habana, Cuba.

  2. Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. La Habana, Cuba.

  3. Policlínico Universitario "Ramón González Coro". La Habana, Cuba.

  4. Cardiocentro Pediátrico "Wiliam Soler". La Habana, Cuba.

  5. Instituto de Medicina Tropical "Pedro Kourí". La Habana, Cuba.


Correspondencia: JC. Castillo Núñez. Hospital Militar "Dr. Carlos J. Finlay" Ave. 114 e/ 25 y 31, Marianao. La Habana, Cuba.
Correo electrónico: josecarlos@icccv.sld.cu



Resumen

Introducción: Los factores de riesgo cardiovascular son responsables directos de la elevada mortalidad por enfermedad coronaria aterosclerótica en la mujer. Objetivo: Describir dichos factores, la evolución clínica y la calidad de vida en las féminas tras realizarle angioplastia coronaria. Método: Estudio descriptivo, longitudinal y prospectivo en 62 mujeres revascularizadas con angioplastia e implante de stent en el período de enero a junio de 2011. Se realizó seguimiento clínico durante 180 días a través de las consultas médicas. Resultados: La edad media fue de 52,8 años y el factor de riesgo cardiovascular más frecuente, la hipertensión arterial (66,1 %), y la diabetes (24,2 %), el menos prevalente. La enfermedad coronaria aterosclerótica de un vaso fue la de mayor frecuencia (87,1 %) y la de tres vasos (1,6 %), la menos representada. En 75,8 % de los pacientes se utilizó un stent, solo uno requirió de tres. El 83,9 % de ellos valoraron su calidad de vida como buena, 14,5 % la consideraron aceptable y uno la estimó como pobre. En 93,5 % de los pacientes no se evidenciaron acontecimientos cardiovasculares durante el seguimiento clínico. La diabetes y la categoría calidad de vida pobre, mostraron una asociación estadísticamente significativa con la extensión de la enfermedad coronaria aterosclerótica, el número de stents utilizados y los acontecimientos cardiovasculares. Conclusiones: Las mujeres con enfermedad coronaria aterosclerótica, revascularizadas con stents coronarios, tienen una elevada frecuencia de factores de riesgo, una evolución clínica favorable y un predominio de las percepciones positivas sobre su calidad de vida.
Palabras clave: Factores de riesgo cardiovascular, Calidad de vida, Intervencionismo coronario percutáneo


Cardiovascular risk factors and quality of life in women who under-went revascularization with coronary stenting

Abstract

Introduction: Cardiovascular risk factors are directly responsible for the high mortality from atherosclerotic coronary artery disease in women. Objective: To describe these risk factors, the clinical course and quality of life in women after coronary angioplasty. Method: A descriptive, longitudinal prospective study was conducted in women (n=62) who underwent revascularization with PTCA and stent implantation from January to June 2011. Clinical follow-up was performed for 180 days through medical consultations. Results: The mean age was 52.8 years and the most frequent cardiovascular risk factor was hypertension (66.1 %); diabetes (24.2 %) was the least prevalent. One-vessel atherosclerotic coronary artery disease was the most common (87.1%), and three-vessel disease (1.6%) was the least frequent one. Only one stent was implanted in 75.8 % of patients, and only one patient required the implantation of three stents; 83.9% of patients expressed that their quality of life was good, 14.5 % considered it was acceptable and one patient estimated it was poor. During clinical follow-up, no cardiovascular events was reported in 93.5 % of patients. Diabetes and poor quality of life showed a statistically significant association with the extent of atherosclerotic coronary artery disease, the number of stents used and cardiovascular events. Conclusions: Women with atherosclerotic coronary artery disease who underwent revascularization with coronary stents show a high frequency of risk factors, and have a favorable clinical course with a prevalence of positive perceptions concerning their quality of life.
Key words: Coronary risk factors, Quality of life, Percutaneous coronary intervention



Introducción

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) actualmente son la principal causa de muerte en los países industrializados, y se espera que también lo sean en los países en vías de desarrollo, en el año 20201. En Cuba constituyen la primera causa de defunción y al cierre del año 2011, el sexo femenino representó el 47,8 % de las defunciones por dicha enfermedad2.
El sustrato anatomofisiopatológico común de las ECV es la aterosclerosis, proceso multifactorial al que contribuyen numerosos factores de riesgo cardiovascular (FRC), entre los más frecuentes: la hipertensión arterial sistémica (HTA), la diabetes mellitus (DM), la dislipoproteinemia aterogénica y el tabaquismo. Ellos están presentes aproximadamente en el 90 % de los pacientes con enfermedad coronaria aterosclerótica (ECA)3.
Por tal motivo, constituye un gran reto y una elevadísima responsabilidad que se alcancen los niveles adecuados de promoción de salud y el control de los FRC, para reducir la incidencia de cardiopatía isquémica y la consecuente morbilidad y discapacidad, con disminución de la calidad de vida y de años social y laboralmente útiles4.
La elevada incidencia y la prevalencia de ECA ha motivado un rápido desarrollo en las alternativas terapéuticas, entre ellas el intervencionismo coronaria percutáneo (ICP)5.
El impacto derivado de las ECV se ve reflejado en diferentes aspectos: en el plano económico, en grandes gastos para las instituciones y los pacientes, por los altos costos derivados de la atención médica y los reingresos que causan incapacidades y ausentismos laborales; en el plano físico, el paciente experimenta limitaciones por su sintomatología clínica, lo cual lleva a una percepción de discapacidad mayor; en el plano emocional, gran ansiedad, hasta depresión. Estos factores son reconocidos como generadores de riesgo para el desarrollo de la ECA, que va a afectar la dinámica familiar y a dar como resultado conflictos hogareños y sociales. La ECA es un problema de salud pública que afecta las dimensiones físicas, sociales y emocionales de la calidad de vida del paciente6.
Se reconoce la influencia de los aspectos objetivos y subjetivos en la determinación de esta calidad y se afirma que si se mejoran ambos tipos de factores, esta será superior tanto en el orden individual como social. La autovaloración juega un papel importante. Al evaluar el fenómeno y su repercusión para la conservación de la calidad de vida, se analiza pensando en las necesidades y motivos priorizados que forman el sentido esencial de la existencia, con los cuales el sujeto está emocionalmente comprometido y se valora, si lo que ocurre afecta o no la calidad de vida personal y los aspectos esenciales de esa personalidad7.
Hasta donde se conoce, por primera vez en Cuba y en el mundo se realiza un estudio de valoración personal de la calidad de vida en mujeres menores de 60 años de edad revascularizadas mediante ICP con implantación de stent.
Lo expuesto motiva y justifica el objetivo del presente estudio que no es otro que describir los FRC mencionados, la evolución clínica y la valoración personal de la calidad de vida en este grupo de pacientes.


Método

Se realizó un estudio descriptivo, longitudinal y prospectivo, en el período de enero a junio de 2011. Del universo de mujeres atendidas en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, se definió como muestra intencional a todas aquellas pacientes tratadas mediante ICP que cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión (n=62). De ellas, durante el ingreso hospitalario se obtuvieron la edad, los FRC objeto de estudio, la extensión de la ECA, así como el número de vasos enfermos y de stents utilizados. A partir del egreso hospitalario se realizó un seguimiento clínico durante 180 días mediante consultas médicas programadas (a los 30, 90 y 180 días), en el cual se identificó la presencia de acontecimientos cardiovasculares (ACV) y se determinó la valoración personal de la calidad de vida a través de un método validado7 en la consulta (Anexo).
Todos los procedimientos se realizaron a través de acceso vascular de la arteria femoral por el método de Seldinger8 y la evaluación angiográfica de las coronarias por la técnica de Judkins9, según el protocolo de trabajo del hospital.

Criterios de inclusión

  1. Pacientes del sexo femenino menores de 60 años de edad, sin antecedentes de trastornos psiquiátricos, ingresadas en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular; a las que se les realizó revascularización completa mediante ICP con implante de stent convencional y resultado exitoso.

  2. Asistir a todas las consultas programadas después del egreso hospitalario.

  3. Participar voluntariamente en el estudio y firmar el consentimiento informado.


Criterio de exclusión
Pacientes con anatomía coronaria no adecuada para dicho procedimiento a criterio del operador, particularmente oclusiones totales crónicas y extensa calcificación.

Criterio de Salida
Pacientes que habían otorgado el consentimiento informado y decidieron revocarlo.

Definición de variables
  - ICP e implante de stent convencional con resultado exitoso: cuando se logró la dilatación del vaso coronario tras la implantación del referido stent, con estenosis residual menor a un 10 % y flujo anterógrado TIMI III; sin disecciones, ni trombos en la lesión tratada y ausencia de complicaciones graves como muerte, infarto agudo de miocardio (IAM), o revascularización quirúrgica emergente durante las 24 horas posteriores al ICP.
  - Revascularización completa: Ausencia de estenosis mayor del 50 % en las arterias coronarias epicárdicas o ramas mayores de 2 milímetros al finalizar el ICP.
  - Enfermedad de uno, dos o tres vasos: se utilizó la nomenclatura propuesta por Aldeman10 para la anatomía de la circulación coronaria y se clasificó la extensión de la ECA, según el número de vasos coronarios con estenosis significativas.
  - HTA, DM y dislipoproteinemia aterogénica: Se consideró a todo paciente con diagnóstico previo de la enfermedad, con tratamiento antihipertensivo, hipoglucemiante o hipolipemiantes (según el caso), o nuevo diagnóstico durante el ingreso hospitalario o el seguimiento clínico, según los criterios propuestos por la OMS3,11,12.
  - ACV: muerte de causa cardíaca o no, angina inestable según los criterios de Braunwald13, IAM no fatal14 y la necesidad de nueva revascularización (mediante angioplastia o cirugía).
  - Calidad de vida percibida vivenciada (CVPV): la expresión valorativa resultante de la relación entre lo actual, lo aspirado y lo esperado, considerado dentro de lo esencial jerarquizado por el sujeto y visto como lo verdaderamente importante. Si lo actual esencial jerarquizado, es igual o aproximado a lo aspirado, o se espera alcanzar a corto, mediano o largo plazo, entonces la valoración personal de la calidad de vida, se ubica en un rango positivo (bueno y aceptable). Si no fuera así se ubicaría en un rango negativo (pobre y mala)7.

En el modelo de evaluación de la CVPV (Anexo) se tiene en cuenta que cada línea valorativa se divide en cuatro espacios iguales con puntuación de 4, 3, 2, 1, y se le otorga la mayor calificación a las preguntas positivas o de mayor intensidad, en correspondencia con la pregunta. En el inciso d, la puntuación se invierte. Para diagnosticar la técnica general, se suma la puntuación:

  1. 100 y 76: Buena CVPV, predominan las apreciaciones muy positivas.

  2. 75 y 51: Aceptable CVPV, predominan las apreciaciones positivas.

  3. 50 y 26: Pobre CVPV, predominan las apreciaciones negativas.

  4. 25 y 0: Mala CVPV, predominan las apreciaciones muy negativas.



Procesamiento de la información
Los datos fueron almacenados y procesados automáticamente en el sistema Statistical Package for Social Sciences, versión 8.0 para Windows.
Las variables cualitativas se expresaron como número absolutos y porcentajes. Como medidas de resumen de la edad, se describió la media y la desviación estándar. Se utilizó la prueba de Fisher para determinar la relación entre las variables estudiadas. La validación estadística de los resultados de la investigación adoptó un nivel de significación menor a 5 % para los grados de libertad previamente fijados en cada una de las circunstancias presentadas. Se fijó un intervalo de confianza de 95 %.
Se construyeron distribuciones de frecuencias absolutas que se expresaron, de forma resumida, mediante tablas de una entrada.

Ética
El estudio fue aprobado por el Consejo Científico del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
Se respetó lo establecido en los principios básicos de la Declaración de Helsinki que contiene las recomendaciones a seguir en la investigación biomédica con seres humanos, conforme quedó establecido en la 59a Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en Seúl, Corea, en octubre de 200815.


Resultados

Se incluyeron las 62 pacientes, con una edad media de 52,8 ± 6,1 años, que cumplieron con los criterios de inclusión. Ninguno revocó su consentimiento informado. No se produjo ninguna pérdida durante el seguimiento. La HTA (66,1 %) fue el FRC más frecuente, seguido del tabaquismo (37,1 %), la dislipoproteinemia (27,4 %) y la diabetes (24,2 %) (Tabla 1).


Tabla 1. Distribución de los pacientes, según la edad y los FRC (n=62).

Tabla 1


Se observó que la ECA de 1 vaso fue la de mayor frecuencia (87,1 %), mientras que la de 2 vasos (11,3 %) se comportó como la segunda más prevalente, y en solo un paciente (1,6 %) se demostró enfermedad de 3 vasos. Durante el ICP se implantó 1 stent en la mayoría de los sujetos (75,8 %), 2 en el 22,6 % de los pacientes y solo un enfermo (1,6 %) requirió tres stents (Tabla 2).


Tabla 2. Características del procedimiento intervencionista (n=62)

Tabla 2


Resultó que 52 pacientes (83,9 %) valoraron su calidad de vida, en el contexto de su enfermedad, como buena. El 14,5 % la consideró aceptable, un paciente (1,6 %) la estimó como pobre y ninguno como mala (Tabla 3).


Tabla 3. Valoración de la calidad de vida percibida vivenciada

Tabla 3


Hasta los 90 días de seguimiento clínico ningún paciente presentó ACV. En el período de 91 a 180 días, el 93,5 % de ellos pacientes tampoco los evidenciaron y solo 4 (6,4 %), presentaron angina inestable (Tabla 4).


Tabla 4. Acontecimientos cardiovasculares durante el seguimiento clínico.

Tabla 4


Se apreció que la DM y la categoría CVPV pobre, mostraron asociación estadísticamente significativa con la extensión de ECA, el número de stents utilizados y los ACV. Resultó que el otro FRC en el que se identificó asociación estadísticamente significativa con los ACV fue la dislipoproteinemia; mientras que en la categoría CVPV aceptable también se obtuvo asociación estadísticamente significativa con la extensión de ECA y el número de stents utilizados (Tabla 5).


Tabla 5. Relación entre los factores de riesgo cardiovascular y la calidad de vida, con la enfermedad coronaria aterosclerótica, el número de stents coronarios utilizados y los ACV.

Tabla 5



Discusión

La ECA es la mayor causa de muerte en las mujeres y tiene responsabilidad directa la prevalencia de los FRC16,17. La tasa de mortalidad en las féminas entre 35 y 54 años de edad está en incremento por la frecuencia de la DM, HTA, estilo de vida sedentario y el síndrome metabólico18.
La edad media de los pacientes encontrada en nuestra investigación no coincide con la informada por algunos autores19,20. Concepción y Ramos21 plantean que la edad es por sí misma un importante FRC, pues con el envejecimiento se producen una serie de modificaciones anatómicas y funcionales en el sistema cardiovascular. En relación con esta afirmación Andrés y colaboradores22 señalan que la edad guarda una relación lineal con la aparición de la ECV y tienen mayor mortalidad los pacientes de edades más avanzadas porque en este grupo de población se concentra la mayor parte de los FRC y las complicaciones coronarias.
En el estudio FAST-MI (presentado en el Congreso de 2012 de la Sociedad Europea de Cardiología), los autores concluyen que Francia mostró un aumento en el porcentaje de mujeres de menos de 60 años con IAM con elevación del segmento ST, un mayor uso del tratamiento de reperfusión y de las medicaciones recomendadas23.
La HTA es uno de los FRC más frecuentes en los pacientes con ECV, y en nuestra investigación fue el que predominó (66,1 %), resultado que concuerda con los de otros autores24-26. Acerca de su control, permanece el debate sobre cuál es el nivel de tensión arterial con el que debe mantenerse un paciente con ECA. La OMS recomienda menos de 140 mmHg de tensión arterial sistólica y 90 mmHg de tensión arterial diastólica o 130 y 80 mmHg, en el caso de los que presentan diabetes o insuficiencia renal11. En los últimos años se ha puesto en duda este último concepto. Boutitie27 en un metaanálisis de más de 40.000 pacientes, describió un descenso de la tensión arterial más allá de ciertos límites, lo cual incrementaba la mortalidad. Estos hallazgos fueron confirmados por Messerli28 en 2006, de la misma manera en el estudio INVEST, con más de 22.00 sujetos, demostró que la mortalidad de los que padecen ECA tiene una curva en J con respecto a los niveles de tensión arterial, lo que evidencia que la HTA aumenta el riesgo de ECA.
El estudio ACCORD BP29 en diabéticos, no demostró un beneficio adicional al reducir la tensión sistólica a 120 mmHg sobre mantenerla en 140 mmHg. Cooper-DeHoff30 en un grupo de pacientes coronarios, encontró que el nivel de tensión arterial entre 130 y 140 mmHg era el que se correlacionaba con la mortalidad inmediata y más baja. Este autor evidenció que la HTA es un factor independiente de mortalidad en los casos estudiados. Investigadores del tema encontraron que esta premisa es válida también para los pacientes con ECA después de una cirugía de revascularización miocárdica, con arteriopatía periférica y mayores de 60 años31-33.
Por otro lado, en un estudio del ensayo PROVE IT-TIMI22 se valoró la tensión arterial en pacientes con síndrome coronario agudo y se ratificó la asociación en forma de U o J entre tensión arterial y ACV34, con una incidencia menor de acontecimientos para cifras de 130-140 mmHg de tensión sistólica y 80-90 mmHg de disatólica, y un incremento significativo de morbilidad y mortalidad para cifras inferiores a 110/70 mmHg.
La dislipoproteinemia es uno de los principales FRC para el desarrollo de la aterosclerosis y de la ECV. En este trabajo su prevalencia resultó similar a la publicada en otros estudios35-39. Los altos valores de colesterol total, triglicéridos y lipoproteínas de baja densidad perjudican la salud. Estas últimas tienen una repercusión directa en el riesgo aterogénico y son importantes componentes de las placas vulnerables o inestables. La reducción de lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas en inglés) también ha sido señalada como riesgo aterogénico y como una disminución de la protección para desarrollar ECV en la tercera edad, influenciada por un desbalance entre los estrógenos y la progesterona debido al proceso de la menopausia22. Por su parte, Splansky40 y O´Donnell41 describen cómo la hipertrigliceridemia se asocia con la aterosclerosis, pues su elevación es un fuerte FRC en la mujer comparado con el hombre42,43.
Recientemente un metaanálisis de 26 ensayos clínicos demostró que, cuanto mayor es la reducción del colesterol de las lipoproteínas de baja densidad, menor es la incidencia de infarto, revascularización e ictus, por lo que resalta la superioridad de los regímenes hipolipemiantes intensivos en la prevención cardiovascular44.
Otro estudio mostró una asociación inversa entre la capacidad de las HDL de aceptar colesterol de los macrófagos y la presencia de aterosclerosis, lo que indicaría que el efecto antiaterogénico de las HDL puede no depender sólo de su concentración sanguínea, sino también de su funcionalidad45.
El tabaquismo, otro FRC estudiado en nuestra investigación, se considera una adicción en la mayoría de los pacientes y su tratamiento generalmente requiere un equipo de salud multidisciplinario. El resultado obtenido en nuestro estudio es similar a lo informado por otros autores38,46,47. Puymirat y colaboradores23 en su investigación, que abarcó el período de 1995 a 2010, informaron que en las mujeres de menos de 60 años aumentó la prevalencia del tabaquismo activo (del 37,3 al 73,1 %), con la consecuente repercusión en el incremento de la mortalidad en este grupo de pacientes. Es conocido que la cesación tabáquica es una de las intervenciones más importantes en la reducción de la muerte total y es más efectiva que cualquier otra intervención para prevenir el primer síndrome coronario agudo (SCA)48.
En el estudio ASTRAL (presentado en la 57a Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología), los investigadores encontraron que el 54 % de los pacientes con estenosis media de la arteria renal eran exfumadores49.
La DM es otro de los FRC más importantes que se describen en la actualidad36. La prevalencia de este factor en la actual investigación coincide con lo registrado en otras publicaciones35,36-39. Recientemente, Ray y colaboradores50 concluyeron que el pronóstico en la evolución clínica del paciente no diabético con ECA es similar al descrito en los diabéticos sin esta enfermedad. Además, este estudio demostró que una estrategia agresiva sobre la glucemia reduce en un 17 % los infartos no fatales y en un 15 % los sucesos de ECA, sin modificar la probabilidad de accidentes cerebrovasculares y la muerte50,51.
El ACV más frecuente fue la angina inestable, resultado similar a los observados por Leyva y colaboradores20. El predominio de la ECA de un vaso y de la utilización de un stent en nuestro estudio coincide con lo observado por otros autores52-54. En España, en el año 2011, se implantó un stent en el 89 % del total de ICP55. Se ha descrito que la extensión de la ECA es un importante indicador de pronóstico, calidad de vida y mortalidad en pacientes con cardiopatía isquémica56. En el registro CASS, de pacientes con tratamiento farmacológico, la supervivencia a 12 años de los que tenían las arterias coronarias normales fue del 91 %, comparada con el 74, 59 y 50 % para los que presentaban enfermedad de uno, dos y tres vasos, respectivamente57.
Los resultados obtenidos en nuestro estudio en relación a la valoración de la calidad de vida son semejantes a los referidos por otros investigadores6,7,58,59. Estos hallazgos nos demuestran que la presencia de una enfermedad o padecimiento no excluye la posibilidad de valorar positivamente la calidad de vida personal. En esta investigación se sugiere que los comportamientos saludables y el disfrute de una vida con calidad son permisibles desde la condición de enfermo, siempre que actuemos con adherencia terapéutica y estilos de vida sanos7,59.
Para un tratamiento integral en los pacientes con ECA se deben tener en cuenta los aspectos psicosociales que lo rodean porque las reacciones psicológicas que se pueden producir, luego de un SCA, son diversas: ansiedad, hostilidad, aislamiento, disfunción sexual, fatiga, disminución de la calidad de vida, conflictos familiares, laborales y abandono de tratamientos. Por lo tanto, es tarea del equipo de salud brindar contención y sostén en este sentido, a los pacientes que presentan un SCA6,7,58-62.
El conocimiento aportado y los resultados de nuestra investigación nos sugieren que el control y la modificación de múltiples factores de riesgo, especialmente las intervenciones diseñadas para reducir la prevalencia de la HTA, la DM, la elevación del colesterol, el tabaquismo y los aspectos psicosociales, pueden tener un impacto favorable en la disminución del desarrollo de la ECA, en la incidencia de ACV y en la calidad de vida de los pacientes.
Por lo tanto, el estudio actual ofrece informaciones novedosas que pueden ser utilizadas para brindar un tratamiento más integral a este grupo de pacientes en los servicios de salud.


Conclusiones

Las mujeres con enfermedad coronaria aterosclerótica, revascularizadas con stents coronarios, tienen una elevada frecuencia de factores de riesgo, una evolución clínica favorable y un predominio de las percepciones positivas sobre su calidad de vida.


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Anexo

Escala valorativa para la calidad de vida percibida vivenciada en el contexto de la enfermedad.
En la siguiente escala quisiéramos que usted nos refleje el grado de satisfacción que experimenta en aspectos particulares de su vida, su criterio valorativo reflejará cómo son sus condiciones actuales de vida y cómo se siente respecto a ellas, así como el nivel de alcance de lo que se ha planteado y la expectativa o esperanza real de alcanzar las que desea aún y no están logradas.
Marque con una cruz en el espacio correspondiente. Recuerde que estas respuestas son anónimas, le pedimos absoluta sinceridad.
Con relación a la cardiopatía isquémica que presenta y al tratamiento con stent recibido responda:


Anexo


Anexo


Recibido: 14 de junio de 2013
Aceptado: 22 de agosto de 2013



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