CorSalud 2013 Ene-Mar;5(1):17-29



EDITORIAL

ANUARIO 2012: CIRUGÍA CARDÍACA EN ADULTOS. LAS REVISTAS DE LAS SOCIEDADES NACIONALES PRESENTAN UNA SELECCIÓN DE LAS INVESTIGACIONES QUE HAN IMPULSADO AVANCES RECIENTES EN CARDIOLOGÍA CLÍNICA


Ben Bridgewater
______________

University Hospital of South Manchester. Manchester, Reino Unido.


Correspondencia:B Bridgewater. UHSM, Southmoor Road. Manchester M23 9LT, UK. Correo electrónico: ben.bridgewater@uhsm.nhs.uk


Este artículo fue publicado por primera vez en la revista Heart [2012;98(19):1412-7. doi: 10.1136/heartjnl-2011-301539] y se reproduce con permiso del autor y de la Red de Editores de la Sociedad Europea de Cardiología.
Es una publicación simultánea en todas las revistas de las Sociedades Nacionales pertenecientes a la Sociedad Europea de Cardiología y en otras revistas seleccionadas.


Resumen

Esta revisión abarca las más importantes publicaciones sobre cirugía cardíaca en adultos en los últimos años, incluida la base de la evidencia actual para la revascularización quirúrgica y el uso de la cirugía sin circulación extracorpórea, las arterias mamarias internas bilaterales y la extracción endoscópica de la vena. Se describen los cambios en la cirugía convencional de la válvula aórtica junto a los resultados de los ensayos clínicos y los registros para la implantación de válvula aórtica transcatéter, así como la introducción de métodos novedosos y menos cruentos de la cirugía convencional de reemplazo valvular aórtico. Se considera también la cirugía para la valvulopatía mitral, con énfasis en la cirugía para la insuficiencia mitral degenerativa asintomática.
Palabras clave: Cirugía cardíaca, Enfermedades Cardiovasculares, Revascularización Miocárdica


Abstract

This review covers the important publications in adult cardiac surgery in the last few years, including the current evidence base for surgical revascularisation and the use of off-pump surgery, bilateral internal mammary arteries and endoscopic vein harvesting. The changes in conventional aortic valve surgery are described alongside the outcomes of clinical trials and registries for transcatheter aortic valve implantation, and the introduction of less invasive and novel approaches of conventional aortic valve replacement surgery. Surgery for mitral valve disease is also considered, with particular reference to surgery for asymptomatic degenerative mitral regurgitation.
Key words: Heart surgery, Cardiovascular Diseases, Myocardial Revascularization



Introducción

La cirugía cardíaca sigue siendo una importante opción para el tratamiento de muchos pacientes con enfermedad arterial coronaria, valvulopatía e insuficiencia cardíaca. La cirugía coronaria continua siendo la más común en la mayoría de los centros, pero su proporción está disminuyendo en el Reino Unido1.Cada vez más pacientes se someten a procedimientos de la válvula mitral y aórtica, tanto por métodos convencionales como por nuevos métodos que incluyen incisiones más pequeñas para la cirugía convencional y la inserción de nuevas prótesis mediante dispositivos basados en catéteres. En este artículo se hace un resumen de publicaciones recientes que están teniendo un impacto en la práctica de la cirugía cardíaca.

CIRUGÍA CORONARIA
Con el tiempo, se han producido cambios notables en los pacientes que acuden a la cirugía coronaria. Estos cambios se manifiestan claramente en los análisis de series grandes en los EE.UU. y el Reino Unido. Un informe de la base de datos de la Sociedad de Cirujanos Torácicos de los Estados Unidos (STS, por sus siglas en inglés) ha descrito el creciente perfil de riesgo de los pacientes que acuden a la cirugía, indicando que son menos fumadores, más pacientes con diabetes, y que hay un mayor uso de la arteria mamaria interna izquierda (LIMA, por sus siglas en inglés) como conducto para la derivación vascular. En general, ha habido una disminución significativa de la mortalidad y la morbilidad postoperatoria2. Tendencias similares se han informado en el Reino Unido, según la base de datos nacional de cirugía cardíaca en adultos, donde se ha producido una reducción superior al 50 % en la mortalidad, ajustada al riesgo desde el año 2000, de nuevo con un incremento de los perfiles de riesgo, y un mayor uso de la arteria mamaria interna1-3. Sin embargo, a pesar de evidencias de su eficacia, la cirugía sin circulación extracorpórea y los injertos arteriales múltiples no se han generalizado (ver más adelante)1.

Cirugía coronaria o intervención coronaria percutánea para la angina
En la actualidad, el más importante ensayo clínico aleatorizado para informar la toma de decisiones en pacientes con enfermedad arterial coronaria de múltiples vasos es el SYNTAX (Sinergia entre la ICP con Taxus y la Cirugía Cardíaca). El estudio aleatorizó 1800 pacientes tratados previamente por enfermedad coronaria de tres vasos o enfermedad del tronco coronario izquierdo, o ambas, en 85 lugares de 17 países de Europa y los EE.UU. Los resultados del primer año se publicaron en 2009, mostrando que el grupo de la intervención coronaria percutánea (ICP) tuvo tasas más altas del criterio de valoración combinado de complicaciones cardíacas o cerebrovasculares importantes y no pudo alcanzar criterio de valoración de no inferioridad predefinido4. Esta diferencia se debió a una alta tasa de revascularización repetida en el grupo de ICP [13,5 % ICP, 5,9 % cirugía de revascularización coronaria (CABG, por sus siglas en inglés)]. Las tasas de muerte o infarto del miocardio (IM) al año no fueron diferentes entre los grupos. Estas diferencias persisten en el seguimiento a largo plazo con tasas de MACCE de 3 años (muerte, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio o revascularización repetida), siendo mayor en el grupo de ICP (28 %) que en el grupo CABG (20 %), otra vez impulsada principalmente por la revascularización repetida, pero no hubo diferencia en el criterio de valoración primario de la seguridad o la incidencia de accidente cerebrovascular. En el análisis de subgrupos, no hubo diferencias en cuanto a las complicaciones importantes en pacientes con estenosis del tronco coronario izquierdo, pero los resultados fueron peores después de la ICP en el subgrupo de los tres vasos5. Un análisis de los resultados basado en el riesgo de procedimiento de la puntuación SYNTAX ha demostrado, a 4 años, que en general las curvas son divergentes, pero sin diferencia en los pacientes de bajo riesgo ( http://www.syntaxscore.com).
En concordancia con los datos de SYNTAX, en los EE.UU. se realizó un importante estudio basado en registros médicos que vinculó el Registro Cardiovascular Nacional de la Fundación del Colegio Estadounidense de Cardiología (ACCF, por sus siglas en inglés) y la base de datos de cirugía cardíaca en adultos de la STS con los registros del Medicare y el Medicaid, y utilizó los índices de propensión para comparar pacientes que tenían 65 años o más, y fueron sometidos a ICP o CABG. Cuatro años después de la intervención, se observó una menor mortalidad en el grupo CABG, que persistió en los subgrupos importantes6.
Aunque los resultados finales de la mayoría de los pacientes de alto riesgo con enfermedad arterial coronaria de múltiples vasos parecen ser mejores con la CABG, tanto en los estudios aleatorizados como en los basados en registros, el resultado después de la intervención para la estenosis del tronco coronario izquierdo no es tan claro, principalmente durante el seguimiento inicial. En un meta-análisis de pacientes con estenosis del tronco coronario izquierdo no protegido, que analizó 2905 pacientes de ocho estudios clínicos, no hubo diferencias significativas entre los dos grupos con respecto a la mortalidad o a un criterio de valoración combinado de muerte, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular en un año7. Otro meta-análisis de 3773 pacientes, que se extendió a 3 años, dio resultados similares8. El análisis del subgrupo de la coronaria izquierda del estudio SYNTAX tampoco mostró diferencias en un período de hasta 3 años5,9. Más recientemente, el ensayo denominado Premier of Randomised Comparison of Bypass Surgery Versus Angioplasty using Sirolimus-Eluting Stent in Patients with Coronary Artery Disease (Primera comparación aleatoria de la cirugía de derivación vs. angioplastia con endoprótesis liberadora de sirolimus en pacientes con enfermedad de la arteria coronaria) informó los resultados de 300 pacientes a los 2 años en cada rama, y mostró que la ICP no era inferior, pero los autores aceptan que el margen utilizado para la no inferioridad fue amplio, dejando pendiente la necesidad de otros estudios10. Resultados similares se han detectado también en un estudio más pequeño11. Para entender mejor la seguridad y la eficacia del uso de la ICP para la estenosis del tronco coronario izquierdo, se está llevando a cabo el ensayo denominado "Evaluación de XIENCE PRIME frente a la Cirugía de Derivación Arterial Coronaria para la Eficacia de la Revascularización Coronaria Izquierda", en pacientes con enfermedad del tronco coronario izquierdo y puntuaciones SYNTAX de ≤ 3212,13.

Directrices para la revascularización de la Sociedad Europea de Cardiología / Asociación Europea de Cirugía Cardiotorácica
En 2010, la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) y la Asociación Europea de Cirugía Cardiotorácica (EACTS, por sus siglas en inglés) publicaron un conjunto de directrices para la revascularización elaboradas por un equipo de redacción mixto compuesto por cardiólogos intervencionistas, cardiólogos no intervencionistas y cirujanos. Las directrices recomiendan la toma de decisiones mediante un equipo adecuadamente conformado de "especialistas en corazón", y sugieren que la cirugía es la mejor opción para la revascularización de la mayoría de las formas anatómicas de enfermedad arterial coronaria14. Los datos publicados con posterioridad a las directrices, incluyendo los análisis posteriores del ensayo SYNTAX, han continuado reforzando las evidencias en las que se basan las directrices. Se han informado posibles implicaciones de estas recomendaciones15,16, pero los análisis detallados de los cambios en la práctica aún no están disponibles.

¿Es segura la cirugía coronaria sin circulación extracorpórea?
La controversia se mantiene en torno a los beneficios relativos de realizar la cirugía coronaria con o sin circulación extracorpórea17,18. En el Reino Unido, alrededor del 20 % de las intervenciones se llevan a cabo sin circulación extracorpórea, pero hay datos contradictorios sobre su seguridad y los resultados a más largo plazo1.
Se generó preocupación a partir del ensayo ROOBY donde 2203 pacientes sometidos a CABG fueron asignados al azar a cirugía con o sin circulación extracorpórea. No hubo diferencia significativa en la mortalidad a los 30 días, pero en el grupo sin circulación extracorpórea hubo una mayor proporción de pacientes que recibieron menos injertos de los planificados. Resultó preocupante que al año, en el grupo sin circulación extracorpórea, hubiera un criterio de valoración combinado de muerte significativamente peor, revascularización repetida o infarto de miocardio no fatal, y menor permeabilidad del injerto19. Los críticos del estudio han comentado que este involucró a pacientes masculinos de bajo riesgo, que son los que menos se beneficiarían al evitar la circulación extracorpórea, que los cirujanos tenían poca experiencia y que hubo una alta tasa (12 %) de conversión intraoperatoria a la cirugía con derivación cardiopulmonar20. Por otra parte, la extracción endoscópica de venas se asoció con peores resultados a un año del estudio (véase más adelante)21. Además, Moller et al. han informado datos de ensayos aleatorios en 341 pacientes de alto riesgo (EuroSCORE > 5) con enfermedad de tres vasos y sometidos a cirugía con o sin circulación extracorpórea en el ensayo Best Bypass Surgery. No hubo diferencias significativas en el resultado primario de complicaciones cardíacas y cerebrovasculares durante un seguimiento medio de 3,7 años, a pesar de que la mortalidad por cualquier causa fue mayor en el grupo sin circulación extracorpórea22.
Recientemente se han publicado datos más tranquilizadores procedentes del ensayo MASS 3, con un seguimiento de 5 años desde un solo centro, sin diferencias entre los grupos en cuanto al criterio de valoración combinado de muerte, infarto o revascularización adicional, y del estudio CORONARY, que asignó al azar 4752 pacientes a la cirugía con o sin circulación extracorpórea, y no mostró diferencias significativas en la mortalidad a los 30 días o en la incidencia de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal23,24. Los resultados posteriores de este estudio se esperan con interés.
También se ha llevado a cabo un meta-análisis de 35 estudios de índices de propensión en 123 137 pacientes sometidos a cirugía con o sin circulación extracorpórea. Este sugirió que la cirugía sin circulación extracorpórea fue superior en cuanto a la mortalidad y a otros resultados a corto plazo25. En un estudio monocéntrico con 14 766 pacientes, informado por Puskas et al., no hubo diferencia en la mortalidad operatoria en el cuartil de más bajo riesgo, sino un incremento del beneficio para los pacientes de mayor riesgo, lo que apoya el argumento utilizado por los críticos de los resultados del estudio ROOBY26. Resultados similares se han informado en 349 supervivientes de dos estudios aleatorios que comparaban cirugías con y sin circulación extracorpórea, en los que se evaluó la permeabilidad del injerto en 199 pacientes, y en 299 pacientes la calidad de vida relacionada con la salud, sin encontrarse diferencias entre ambos grupos a los 6-8 años27.
Si bien los beneficios o no de cirugía sin circulación extracorpórea aún no están claramente definidos, sigue habiendo interés en la optimización de los resultados de la cirugía con circulación extracorpórea mediante el perfeccionamiento de las técnicas de derivación cardiopulmonar. Por ejemplo, un estudio reciente ha puesto de relieve cómo se puede proteger el cerebro mediante una circulación extracorpórea mínima28. En esta comparación aleatoria de la circulación extracorpórea mínima frente a la convencional, el circuito mínimo se asoció con una mejor perfusión cerebral durante la derivación cardiopulmonar y se mejoró el rendimiento neurocognitivo en pruebas directas realizadas en el momento del alta, con evidencia de efectos mantenidos a los 3 y 14 meses. Los datos sugieren que algunas de las ventajas propuestas por los entusiastas de la cirugía sin circulación extracorpórea, en particular la protección cerebral, podrían conseguirse modificando las estrategias de cirugía con circulación extracorpórea.

¿Es segura la extracción endoscópica de la vena?
En concordancia con otros esfuerzos hacia una cirugía menos cruenta, ha habido una tendencia significativa hacia la extracción de la vena safena a través de técnicas de mínimo acceso, que incluyen métodos endoscópicos, pero sigue existiendo cierta preocupación por la seguridad. Como se mencionó anteriormente, un análisis de subgrupos del ensayo ROOBY sugiere que la extracción endoscópica de la vena se asocia a peores resultados21. Un análisis secundario de los pacientes del ensayo PREVENT IV, a los 3 años de seguimiento, también mostró peores resultados para los pacientes sometidos a extracción endoscópica, pero estos resultados no se han confirmado en otros estudios observacionales29-31.

¿Se deben utilizar injertos con ambas arterias mamarias internas en la cirugía coronaria?
En general se acepta que el uso del injerto de la LIMA a la arteria coronaria descendente anterior izquierda se asocie con una menor mortalidad hospitalaria, una supervivencia a largo plazo y la ausencia de angina de pecho. Algunos observadores sugieren que si una arteria mamaria es buena, el uso de las dos sería mejor. A pesar de esto, menos del 10 % de las operaciones de la arteria coronaria en el Reino Unido utilizan ambas arterias mamarias internas1. Para abordar este aspecto, el ensayo ART, que es un gran estudio aleatorizado, ha informado datos de un año sobre 1554 pacientes que recibieron un solo injerto de LIMA y 1548 pacientes que recibieron arterias mamarias internas bilaterales (BIMA, por sus siglas en inglés). Este estudio está encaminado a buscar la supervivencia a los 10 años. Los datos de un año no muestran ninguna diferencia en la mortalidad entre los grupos, pero la tasa de reconstrucción de la herida en el esternón aumentó tres veces en el grupo BIMA32. En vista del conocimiento existente sobre la posibilidad de fracaso del injerto venoso, habría sido sorprendente ver algún beneficio del injerto de BIMA en esta etapa. Se ha encontrado más evidencia que apoya el efecto beneficioso del uso de la BIMA en un estudio monocéntrico de propensión coincidente (propensity-matched) con 928 pacientes con BIMA frente a 928 con LIMA e injerto de vena safena. Este estudio informa a 17 años y muestra un beneficio de supervivencia del 10 % a los 10 años y 18 % a los 15 años33.
Ha habido un gran interés en el uso de la arteria radial como un conducto para la cirugía de derivación coronaria, muchos recomiendan su uso, ya sea junto con ambas arterias mamarias internas, para un enfoque total de injertos arteriales, o en adición a una arteria mamaria única, para mejorar los resultados a largo plazo. Sin embargo, un estudio aleatorizado de 733 pacientes que comparó los injertos de arteria radial con los de venas safena ha mostrado recientemente una permeabilidad similar de ambos injertos al año (89 %)34. Resulta preocupante que en este estudio la arteria radial se asoció con una mayor incidencia de vasoespasmo, por otro lado, la vena safena tuvo mejores resultados en los pacientes diabéticos. Preocupación adicional se ha generado de un estudio con tomografía computarizada para evaluar la permeabilidad del injerto35. Sin embargo, sigue habiendo un número de informes que afirman la existencia de buenas tasas posteriores de permeabilidad36-38.
La mayoría de los estudios que analizan resultados comparativos de diferentes estrategias quirúrgicas se basan en los resultados finales, siendo la mortalidad el más importante. Obviamente, estos datos son difíciles de obtener y sólo proporcionan información útil muchos años después del "hecho". Para ayudar a proporcionar datos diferenciales útiles y oportunos se han estado estudiando técnicas para evaluar el riesgo preoperatorio, aparte de los resultados clínicos, tales como la lesión perioperatoria en el miocardio ventricular izquierdo. Esto es difícil de cuantificar, y fue objeto de un reciente estudio en Oxford en el que se sometieron 40 pacientes a resonancia magnética cardíaca antes y después de la CABG con una evaluación seriada de troponina I (TnI)39. La TnI estuvo estrechamente correlacionada con la masa de nuevas necrosis en la resonancia magnética cardíaca (r=0.83, p<0.001), con valores de sensibilidad y especificidad de 75 % y 87 %, por lo que es un medio importante para el diagnóstico de este tipo de infarto de miocardio.
Junto con el análisis de formas para optimizar la estrategia quirúrgica operativa, también hay un creciente interés en los resultados y evoluciones postoperatorias que no incluyen la mortalidad. Por ejemplo, un estudio publicado en Heart ha examinado las consecuencias de la anemia postoperatoria en un análisis retrospectivo de 2553 pacientes con CABG incluidos en el ensayo IMAGINE40. Se muestra que la anemia postoperatoria mantenida durante más 50 días se asocia con una mayor incidencia de complicaciones cardiovasculares durante los primeros 3 meses. Los investigadores también encontraron que la inhibición de la enzima conversora de angiotensina (ECA) retardó la recuperación de la anemia postoperatoria y aumentó la incidencia de complicaciones cardiovasculares después de la CABG, aunque el mecanismo y las implicaciones terapéuticas de esta observación no están claros. También es cada vez más aceptado que la rehabilitación cardíaca formal es beneficiosa para mejorar la recuperación después de la CABG, con énfasis en los programas de ejercicio físico. Aunque no queda claro cuál es el mejor medio de implementar estos programas, un estudio canadiense se inclina a favor de una estrategia basada en el hogar que da un seguimiento de 6 años a pacientes asignados al azar al hospital vs. un programa de ejercicios basado en el hogar y supervisado por teléfono41.

¿Cirugía coronaria para la insuficiencia cardíaca?
El ensayo STICH ha mostrado que no hay diferencia en la supervivencia entre los pacientes con insuficiencia cardíaca y función ventricular izquierda deficiente aleatorizados a tratamiento farmacológico o a tratamiento farmacológico más CABG. En un subgrupo de este estudio en el que se evaluó la viabilidad miocárdica, la presencia de un miocardio viable se asocia con una mejor supervivencia global, pero esto no fue significativo después de ajustarlo de acuerdo otras variables iniciales42,43. A primera vista se trata de conclusiones importantes para la práctica de la cirugía de la arteria coronaria, y entran en contradicción con los preconceptos de muchos médicos y cirujanos. Pero algunos observadores han cuestionado si los resultados del ensayo son válidos, debido a dificultades que surgieron en el reclutamiento para el estudio y que condujeron a modificaciones en su diseño, junto a una tasa de cambio a CABG del 17 %. Por lo tanto, se habrían subestimado los beneficios de la cirugía, lo cual sugiere que todavía se debe considerar la CABG si la enfermedad arterial coronaria es grave y el miocardio viable44. Por ejemplo, un reciente estudio de propensity-matched de CABG vs. tratamiento farmacológico en estos pacientes (diseñado para imitar la inclusión del ensayo STICH), mostró una clara ventaja en la supervivencia a 10 años para la CABG45.

Cirugía de la válvula aórtica
La práctica de la cirugía de la válvula aórtica está cambiando. En los EE.UU., se dio a conocer en 2009 un análisis de 108 687 pacientes con reemplazo valvular aórtico aislado desde 1997 hasta 200646. La morbilidad y la mortalidad se han reducido a pesar del incremento gradual en la edad y el perfil de riesgo global de los pacientes, junto con un aumento en el uso de las válvulas biológicas. Tendencias similares se han visto en el Reino Unido con un informe de 41 227 pacientes entre 2004 y 2009 y una mortalidad hospitalaria global de 4,1 %. La cifra anual se incrementó en un 20 %, con aumentos significativos en la edad media de los pacientes con estenosis aórtica, los octogenarios, la proporción de pacientes de alto riesgo, y de nuevo aquellos que reciben válvulas biológicas (lo cual debe estar influenciado por las opiniones de los cirujanos respecto a una mayor longevidad de la modernas válvulas biológicas y la posibilidad de una solución con válvula transcatéter para un fallo posterior de la válvula)47. Durante este tiempo, la mortalidad hospitalaria se redujo del 4,4 % al 3,7 %48. Si bien la implantación de la válvula aórtica transcatéter (TAVI, por sus siglas en inglés) (ver a continuación ) está teniendo un impacto en la cirugía valvular, en lugar de disminuir el número de operaciones convencionales de válvula, se ha informado de que el comienzo de un servicio de implantación de la válvula aórtica transcatéter puede aumentar, en general, las intervenciones de la válvula aórtica, incluyendo las de cirugía convencional49.
Sigue habiendo cierta controversia sobre el momento de la cirugía en pacientes con estenosis aórtica asintomática (ver a continuación coincidencias con la reparación de la válvula mitral). Algunos trabajos sugieren que hay beneficios en una intervención más temprana, pero otros observadores han publicado datos que sugieren el beneficio y la seguridad de un enfoque de espera vigilante50-53.

Implantación de la válvula aórtica transcatéter (TAVI)
El cambio más importante en el tratamiento de pacientes con estenosis aórtica en los últimos años ha sido la TAVI, que ahora ha demostrado ser una buena opción para el tratamiento de algunos pacientes con estenosis aórtica. La cohorte A del estudio Partner, con 358 pacientes, que fueron considerados no adecuados para un reemplazo convencional de la válvula aórtica, mostró que la TAVI disminuyó la tasa de mortalidad al año del 51 % al 31 %, y redujo los síntomas cardíacos en comparación con los tratamientos convencionales54. Los resultados a los 2 años también han mostrando una constante mejora de la supervivencia, aunque también una alta tasa de accidentes cerebrovasculares en el grupo de TAVI, debido a más accidentes cerebrovasculares isquémicos en los primeros 30 días después del procedimiento y más sucesos hemorrágicos a partir de entonces. La tasa de rehospitalización fue de 35 % en el grupo de TAVI y 72 % en el grupo convencional. Los estudios de la calidad de vida en estos pacientes, utilizando el Cuestionario de Cardiomiopatía de la Ciudad de Kansas y el SF-12, mostraron beneficios significativos en el grupo de TAVI, llegando hasta un año55. Un análisis económico de estos datos demostró la existencia de un costo incremental por año de vida ganado que estaba dentro del rango aceptable56.
La TAVI también ha demostrado ser comparable con la cirugía convencional de la válvula aórtica. En la cohorte B del estudio Partner, 699 pacientes con estenosis aórtica grave, que se consideraron de alto riesgo, fueron asignados al azar a TAVI o a cirugía convencional57. No hubo diferencias significativas en las tasas de mortalidad a los 30 días (3,4 % la TAVI y 6,5 % la cirugía convencional) o al año (24,2 % la TAVI, y 26,8 % la cirugía convencional). También se han informado los datos para los 2 años, de nuevo sin mostrar diferencias en cuanto a las tasas de mortalidad58. Las tasas de complicación del procedimiento fueron diferentes entre los dos grupos, siendo más frecuentes las complicaciones vasculares en los pacientes con TAVI, y más comunes en la cirugía convencional el sangrado y la fibrilación auricular de nueva aparición. Algunos estudios de registros médicos de gran tamaño también han confirmado resultados aceptables del procedimiento, y a más largo plazo59-63.
Las válvulas aórtica transcatéter están siendo insertadas cada vez con más frecuencia a través de la arteria femoral, trans-apicalmente de forma directa a través del ventrículo izquierdo y a través de un abordaje aórtico64-66. Al tener en cuenta los beneficios potenciales de abordajes menos cruentos, también ha habido un interés creciente en la realización de la cirugía "convencional" mediante una variedad de incisiones más pequeñas, tales como la mini-esternotomía, la para-esternotomía, la esternotomía transversa y la toracotomía anterior derecha. Varios estudios, incluyendo experiencias monocéntricas y metaanálisis, han demostrado que se pueden aplicar con seguridad en centros especializados67,68. Junto a estos enfoques menos cruentos, para minimizar los tiempos de inserción y permitir una más fácil implantación de la válvula a través de pequeñas incisiones, se están desarrollando y probando varias válvulas aórticas nuevas que utilizan técnicas de implantación "sin suturas"69,70.
Un último comentario sobre la cirugía de la válvula aórtica y la TAVI es que ahora hay declaraciones de consenso sobre la práctica de la TAVI, y para entender mejor la forma de lograr un resultado óptimo del reemplazo valvular aórtico convencional. Los estudios de investigación de los servicios de salud han demostrado que los resultados de la cirugía son mejores para los pacientes de mayor riesgo tratados por cirujanos de alto volumen, lo que plantea un reto para la configuración de los servicios quirúrgicos para estos pacientes71,72.

Cirugía valvular mitral
En los últimos años, los principales avances de la cirugía valvular mitral están relacionados con la reparación de la válvula mitral. Actualmente se acepta que la reparación es una mejor opción que la sustitución en la mayoría de los pacientes con valvulopatía mitral degenerativa, y que los resultados de la mortalidad hospitalaria y posterior dependen del grado de los síntomas y de la disfunción ventricular izquierda en el momento de la cirugía. Evidencias generadas en el Reino Unido sugieren que muchos pacientes siguen siendo remitidos a cirugía al final del proceso de la enfermedad con un 47 % de los pacientes con síntomas de la clase funcional III ó IV de la NYHA, y el 31 % mostrando una fracción de eyección ventricular izquierda menor del 50 % en el momento de la cirugía1.
El tratamiento quirúrgico de la valvulopatía mitral está cambiando con el tiempo. Un informe de la base de datos STS sobre 58 370 pacientes con insuficiencia mitral aislada, en 8 años hasta diciembre de 2007, mostró la adopción progresiva de la reparación mitral en lugar del reemplazo pasando de un 51 % a un 69 %. Hubo también una disminución del 68 % al 37 % en el uso de las válvulas mecánicas en lugar de las válvulas biológicas durante ese período (y hay datos similares del Reino Unido)1,73. Por supuesto, esto indica que uno de cada tres pacientes con insuficiencia mitral grave se somete a un reemplazo de la válvula, y esto sigue siendo una preocupación desde la perspectiva de la prestación de servicios de salud74.
La gran controversia en torno a los pacientes con insuficiencia mitral grave es en lo referente al momento de la cirugía. No hay datos de ensayos aleatorios para apoyar la cirugía precoz o la "espera vigilante", y por lo tanto, la evidencia se deriva de estudios de observación. En 2005, Enríquez-Sarano et al., de la Clínica Mayo, informaron de un estudio observacional en 456 pacientes con síntomas de insuficiencia mitral orgánica que muestra que los pacientes con un orificio regurgitante de un área efectiva > 40 mm2 tuvieron una supervivencia a los 5 años menor de la esperada75. En base a esto, ellos recomiendan la reparación de la válvula mitral para pacientes con insuficiencia mitral verdaderamente grave, únicamente sobre la base de los síntomas, con independencia del tamaño o función del ventrículo izquierdo. En Corea del Sur se han registrado resultados similares en 447 pacientes consecutivos asintomáticos sometidos a cirugía precoz o a una estrategia de tratamiento convencional, con la cirugía precoz asociada a una mejora de las tasas de complicaciones a largo plazo al reducir la mortalidad cardíaca y la hospitalización por insuficiencia cardíaca congestiva76. Otro estudio observacional de 192 pacientes, que recibieron seguimiento durante 8,5 años, divididos en un grupo de cirugía precoz y otro de tratamiento conservador también mostró mejores resultados en el grupo de tratamiento conservador77.
Por el contrario, Rosenhek et al. han informado de los resultados en 132 pacientes, y sólo intervinieron en el momento de aparición de los síntomas, insuficiencia ventricular izquierda o dilatación significativa del ventrículo izquierdo, de acuerdo con las pautas aceptadas del momento de aparición de los síntomas78,79. En general, los resultados finales fueron excelentes, y sólo un tercio de los pacientes requirieron cirugía durante el período de seguimiento de 5 años, pero es importante que si se sigue esta estrategia el seguimiento debe ser sólido y completo.
Las orientaciones del Colegio de Cardiología de los Estados Unidos/ Asociación Estadounidense del Corazón, de 2006, sugieren que la cirugía precoz debe ser considerada en pacientes asintomáticos con bajo riesgo de procedimiento en "centros de experiencia", siempre y cuando la probabilidad de éxito de la reparación sea > 90 %80. A partir de un estudio de consenso realizado en el Reino Unido, se ha intentado describir los criterios asociados con lo que se considera un centro de experiencia81. Sin embargo, si se parte de un enfoque epidemiológico quirúrgico, debe haber algún grado de preocupación acerca de la implementación de una estrategia general de cirugía precoz para estos pacientes74. En un informe de la base de datos de la STS sobre 13 614 pacientes con regurgitación mitral sometidos a cirugía, se constató una marcada variación en los volúmenes totales por año, y los centros de mayor volumen mostraron tasas más altas de reparación de la válvula y una menor mortalidad ajustada al riesgo82. También de la base de datos STS, en un análisis de 28 507 pacientes sometidos a cirugía mitral aislada, con o sin válvula tricúspide o cirugía concomitante de la fibrilación auricular, con 1088 cirujanos, la tasa media de reparación por cirujano fue sólo del 41 %. El número medio anual de operaciones fue de 5 (1-166) y un mayor volumen en los cirujanos se asoció de forma independiente con una mayor probabilidad de reparación83. El estudio de opinión basado en el consenso realizado en el Reino Unido ha sugerido que los hospitales deben llevar a cabo más de 50 operaciones de reparación mitral cada año para obtener resultados óptimos, y los cirujanos individuales deben hacer más de 25 al año. Parece que muchos hospitales y cirujanos no están a la altura de esto. Implementar una estrategia quirúrgica precoz en ausencia de fiabilidad respecto a tasas altas de reparación y una durabilidad excelente de los procedimientos de reparación puede no ser beneficioso para los pacientes.
Ha habido algunos avances en las técnicas de reparación de la válvula mitral con una tendencia hacia un mayor uso de las cuerdas tendinosas artificiales y la preservación del tejido de la valva en lugar de su resección, así como el uso cada vez mayor de técnicas menos cruentas84-89. Si bien hay un número creciente de informes que sugieren la seguridad de los abordajes de mínimo acceso, hay información anecdótica importante sobre las preocupaciones acerca de estas técnicas y su seguridad.
También existen avances en los tratamientos basados en catéteres para la insuficiencia mitral; y el ensayo de reparación borde a borde de la válvula endovascular (EVEREST 2) ha informado los resultados de 78 pacientes de alto riesgo para la cirugía convencional que recibieron un tratamiento "borde a borde" con el "MitralClip" y presentaron una mortalidad del procedimiento de 7,7 %, con una reducción de la insuficiencia mitral en la mayoría de ellos y una mejora en los síntomas clínicos en las tres cuartas partes de los pacientes90.

Creación de modelos de riesgo
La evaluación del riesgo quirúrgico en cirugía cardíaca es importante para orientar la toma de decisiones (por ejemplo, la cirugía convencional o la TAVI en pacientes con estenosis aórtica), para respaldar el consentimiento informado, y para el control y la información pública de las tasas de mortalidad del hospital y el cirujano. La puntuación STS se publicó en 2009 después de analizar los datos de la base de datos de la STS, con modelos publicados para la cirugía coronaria, la cirugía valvular y la cirugía combinada coronaria y valvular. Esto crea un conjunto estándar de resultados para todos los procedimientos, incluida la mortalidad, los accidentes cerebrovasculares, la reoperación, insuficiencia renal, infección profunda de la herida esternal, ventilación prolongada, morbilidad compuesta principal, estancia prolongada y estancia breve91-94.
Más recientemente, se ha aceptado que el EuroSCORE ya no es adecuado para la práctica contemporánea y se ha publicado el EuroSCORE 295,96. A diferencia de los modelos STS, que son de procedimientos específicos, el EuroSCORE 2 es un modelo genérico que cubre toda la cirugía cardíaca, y presenta algunas fortalezas y debilidades potenciales. Se derivó de una población de pacientes compuesta por 22 381 pacientes consecutivos sometidos a cirugía cardíaca mayor en 154 hospitales en 43 países durante un período de 12 semanas (mayo 2010-julio 2010). Los campos requeridos para obtener la puntuación se han actualizado del modelo anterior e incluyen la depuración de creatinina, modificaciones a la clasificación de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo y la introducción de un campo de movilidad reducido96,97. El "peso de la intervención" también se trata de manera diferente a la del modelo original EuroSCORE. Sus diseñadores informan que muestra una buena discriminación y calibración, y es probable que sea adoptado ampliamente, pero se requerirá una sólida validación externa. Continúa el debate acerca de las derivaciones y el uso de este tipo de modelo98.

Conflicto de intereses: Ninguno.

Procedencia y revisión por pares
En Heart: Por encargo, revisado por pares externamente.
En CorSalud: Por invitación de la ESC Editors´ Network (Red de Editores de la Sociedad Europea de Cardiología). Sin revisión.


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Recibido en Heart: 9 de mayo de 2012
Versión revisada en Heart: 21 de mayo de 2012
Aprobado en Heart: 22 de mayo de 2012
Recibido en CorSalud: 20 de octubre de 2012
Aprobado en CorSalud: 21 de octubre de 2012