CorSalud 2011;3(4)

 

 

PÁGINA DEL EDITOR

 

 

REFLEXIÓN EDITORIAL A PROPÓSITO DE CARDIOVILLA

 

 

Por:

 

Dr. Francisco L Moreno Martínez1 y MSc. Yurima Hernández de la Rosa2

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1.       Editor Jefe CorSalud. Santa Clara, Villa Clara, Cuba.

2.       Jefa de Redacción CorSalud. Santa Clara, Villa Clara, Cuba.

 

 

Palabras clave:

POLÍTICAS EDITORIALES

MALA CONDUCTA CIENTÍFICA

PUBLICACIÓN DUPLICADA

ÉTICA EN LA PUBLICACIÓN CIENTÍFICA

Key words:

EDITORIAL POLICIES

SCIENTIFIC MISCONDUCT

DUPLICATE PUBLICATION

SCIENTIFIC PUBLICATION ETHICS

 

El IV Congreso de Cardiocirugía “CARDIOVILLA 2011” se celebró exitosamente del 13 al 15 de octubre en la ciudad de Santa Clara, Cuba; asistieron representantes de todos los Cardiocentros y de casi todas las provincias del país, así como invitados de otras latitudes1.

Lamentable fue la necesidad de limitar la asistencia de delegados nacionales, debido a la falta de financiamiento, pues muchos quedaron con las ganas de conocer, o visitar nuevamente, la ciudad del Che; sin embargo, la calidad científica de los trabajos presentados, en todas las modalidades, fue muy buena, digna de imitar en próximos eventos para los cuales el Cardiocentro “Ernesto Che Guevara” ya está estimulado.

Felicitamos a todos los que hicieron posible la realización de CARDIOVILLA –por un lado el Comité Organizador y por otro, los delegados, sin los que hubiera sido imposible realizar este evento–; sin embargo, hay algo que no podemos dejar de señalar: fue imposible confeccionar el libro de resúmenes para entregarlo el día inaugural debido a que los delegados incumplieron el plazo de envío de los resúmenes enriquecidos (hasta 500 palabras, y una figura o tabla).

 

Publicación duplicada

 

Las razones para tal incumplimiento fueron varias, pero la principal fue el temor de la publicación del resumen del trabajo presentado en el congreso, en el Artículo Especial que aparece en este número de CorSalud2. Muchos de los autores consideraban que después no podrían publicar la investigación completa porque sería considerado como publicación duplicada.

Craso error!!!

La publicación del resumen de un trabajo presentado en un evento científico de cualquier categoría está a cargo del Comité Organizador, no de los autores del trabajo; y no impide la publicación del informe final de la investigación. Puede hacerse en formato CD-ROM, impreso con ISBN-ISSN o sin ellos; o, como en nuestro caso, en la revista que responde a la entidad organizadora.

Velásquez3, en un excelente artículo acerca de la ética en la publicación científica, tras la pregunta ¿es válido publicar como artículo de revista, una ponencia ya publicada en las memorias de un congreso? plantea: “- En la práctica, muchas revistas rechazan los manuscritos que ya fueron publicados como artículos completos en memorias de congresos”. Y en otro párrafo continúa diciendo: “- Debe tenerse en cuenta, que en muchos casos los congresos solo publican el resumen de la ponencia, y de esta forma, el manuscrito se considera que no ha sido publicado”.

No obstante, esto no invalida la decisión final del autor, de que sea publicado o no su resumen.

 

Título y resumen

 

Por otra parte, y sin ánimo de criticar, sino de contar con textos verdaderamente científicos, debemos señalar que muchos resúmenes no tienen buena calidad. Por tanto, es importante el poder de síntesis para lograr trasmitir, con pocas palabras, la mayor información concerniente a nuestras investigaciones.

Los trabajos originales deben tener resúmenes estructurados con los acápites introducción (que incluye los objetivos), método, resultados y conclusiones. Las presentaciones de casos deben resumirse en introducción, caso clínico y comentario o conclusiones, pues siempre debemos comentar las razones por las que decidimos exponer el caso. Los resúmenes no estructurados quedarían para las revisiones, actualizaciones y controversias. Normalmente no se presenta otro tipo de trabajo en un evento científico.

Similar situación encontramos en los títulos. Es imprescindible recordar que nuestro trabajo completo puede que no lo lea nadie, pero el título será leído por casi todos los asistentes al evento y, una vez publicado, lo leerán cientos de miles de personas. Es por eso que el título debe ser claro, preciso, sintético, y a la vez, explicativo. Honor, a quien honor merece: frase a tono con mucho de los presentados.

 

Propiedad intelectual

 

Este tema es de suma importancia y, aparentemente, no somos cuidadosos en este sentido. Asumamos las siguientes situaciones hipotéticas como reales:

1- Título: Utilidad de la resonancia magnética nuclear en la enfermedad TAL.

Autores: Dr. Equis Equis, Dr. Fulano de Tal

Institución: Hospital Provincial Docente “Roberto Rodríguez”, Morón, Ciego de Ávila.

2- Valvulotomía mitral percutánea. Nuestra experiencia en X años

Autores: Dr. Fulano de Tal, Dr. Equis Equis

Institución: Hospital Municipal de Vertientes, Camagüey

Si en Morón no hay resonancia y en Vertientes no se hace intervencionismo cardiovascular, ¿cómo son posibles estas situaciones? La respuesta más sensata es que los cardiólogos “Equis” y “de Tal” hicieron sus residencias en el CIMEQ y en el Instituto de Cardiología respectivamente y, al regresar a sus provincias, asumieron sus tesis como propias, ¡y eso no es así!

Las investigaciones que hacen los residentes para terminar sus especialidades son de los servicios y hospitales donde se lleva a cabo la investigación. Para eso tienen tutores y asesores que son los responsables de su formación, y de salvaguardar los datos propios de cada institución.

Por eso, cada institución docente debe tener un documento debidamente firmado donde quede plasmado que si el residente, devenido especialista, desea exponer su trabajo de terminación de especialidad, debe tener su consentimiento y no puede añadir como autores a otros profesionales que no hayan contribuido al desarrollo de la investigación. De esta forma, al igual que ocurre con las publicaciones, se podría denunciar al infractor y llegar, de ser necesario, a implicaciones legales. Lástima que de este tema hoy tengamos que hablar aquí, con la certeza de que muchos ni se imaginan los preceptos principales que norman la propiedad intelectual en cualquier país del mundo.

 

Anglicismos

 

En el artículo publicado en este número de CorSalud, donde aparecen los resúmenes de los trabajos presentados en CARDIOVILLA2, encontramos múltiples ejemplos de anglicismos. Por solo citar algunos, comentaremos manejo y patología.

Cuando se utiliza el término manejo, casi siempre se refiere al conjunto y aplicación de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que se dedican a un paciente o a una enfermedad. Contrariamente, el Diccionario de la Real Academia Española dice que manejo es el efecto de manejar, usar con las manos una cosa, moverse con cierta soltura después de haber tenido algún impedimento, conducir, guiar un automóvil, entre otros; por lo tanto, el término no responde a esta definición. Es innegable que de él lo que se ha realizado es una traducción acrítica, pues proviene del inglés manage y management; en la mayoría de los casos son preferibles otras traducciones. Ni el médico ni el resto del personal de los servicios de la salud pueden “manejar” a sus pacientes. Según el contexto podemos utilizar: asistencia, atención, conducta diagnóstico-terapeútica, tratamiento, diagnóstico4.

Por otra parte, con patología, concepto que define el estudio de las características, causas y efectos de las enfermedades, sucede muy parecido. Patología es una ciencia. En los países de habla inglesa se utiliza este término para referirse a la anatomía patológica, y no a lo que en español llamamos patología (rama de la medicina que estudia las enfermedades). Debe evitarse el uso de patología como sinónimo de enfermedad, dolencia o afección5,6.

A pesar de todas las influencias por las que ha pasado el lenguaje especializado médico, es incuestionable la supremacía del idioma inglés como lengua vehicular de las ciencias médicas, de ahí la creciente incorporación de anglicismos, en ocasiones innecesarios, en los textos científicos. El lenguaje médico, escrito originalmente en español, se encuentra muy contaminado con palabras y expresiones tomadas del inglés, que son trasladadas de forma directa a nuestro idioma. Son evidentes los descuidos y desaciertos que cometemos cuando no nos percatamos si estamos utilizando la palabra que nuestra lengua nos brinda o si, por el contrario, nos dejamos contagiar fácilmente por los usos y costumbres que nos llegan de otras; aunque a veces incide la falta de conocimiento y pericia al momento de traducir una palabra o frase por parte de los autores4,7.

Defender la lengua castellana de los anglicismos innecesarios, es algo que contribuirá al fortalecimiento del lenguaje médico en castellano, de forma general, pues este no es un fenómeno únicamente perceptible en nuestro país6-8.

 

Cultura de publicación

 

“Sin la publicación, la ciencia esta muerta”. Esta es una frase de Gerard Piel que inicia uno de los capítulos del excelente libro Cómo escribir y publicar trabajos científicos, de Robert A. Day9.

Los profesionales cubanos tenemos que ganar cultura en el tema de las publicaciones. Publicar, además de ser una necesidad científica, es un arte, un gusto, una vocación. No se debe hacer porque lo establece el Reglamento para la aplicación de las Categorías Docentes de la Educación Superior o las Normas y resoluciones vigentes para el desarrollo de los grados científicos en la República de Cuba, como si fuera una meta a cumplir, muchas veces con tedio y hastío.

Betancourt10 plantea que “…para un científico la decisión de publicar debe estar mediada por el noble anhelo de dar a conocer los resultados de su trabajo, y aportar así un grano de arena a la comunicad científica. Sin embargo, muchas veces, múltiples factores determinan que esto no sea así y que la publicación se convierta para algunos en un modo de vida, pues al engrosar la lista de éstas se puede ascender de categoría académica o científica, a la vez que se puede aspirar a un mejor puesto de trabajo, con su respectiva ventaja económica. Múltiples son las trampas que un falso científico puede hacer, con la finalidad de ascender vertiginosamente, a cualquier costo. Ellas se mueven desde jugar con los datos, falseándolos, fraccionar trabajos, hasta el repudiable plagio, tan de moda en los últimos tiempos, pasando por la autoría de conveniencia, que facilita (a modo de trueque), la falsa ayuda de colegas o amigos, que son premiados al incluírseles en trabajos que jamás realizaron”.

Hernández de la Rosa11 plantea que “una investigación científica no se termina hasta que se hayan publicado sus resultados y esto se hace precisamente mediante la comunicación científica”, y según Moreno-Martínez12, Valera planteó que “el principal indicador evaluador del científico en los países del primer mundo ha pasado de los cursos, eventos y otras actividades académicas y laborales realizadas, así como su nivel académico y grado científico alcanzado, al número y cualificación de sus publicaciones, en especial en revistas internacionales arbitradas”.

No cabe duda de que el profesional que se respete tiene que publicar. Muchos se quejan porque dicen que es difícil, pero no es así. La Sociedad Cubana de Cardiología estuvo cerca de nueve años sin revista13, desde 2001 hasta 2010, y hasta ese entonces solo publicaba dos números al año; pero hoy tiene dos: CorSalud y Revista Cubana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, con cuatro números anuales cada una. Ambas tienen como principal objetivo difundir el quehacer científico-investigativo de los cardiólogos, cirujanos cardiovasculares y demás especialistas afines, por eso es que no es difícil publicar. Lo realmente difícil, es publicar un artículo de poca calidad; el respeto a nuestras revistas, a las sociedades que representan y a nosotros mismos, es la premisa para enorgullecernos de una verdadera publicación que nos prestigie.

Compartimos el criterio de Rosa Campos cuando afirma que: “Para hacer ciencia hay, también, que escribir ciencia. El estilo científico no necesita adornos del lenguaje, debe utilizar un estilo claro, sencillo, directo, aséptico, que emita juicios de valor, que evite las ambigüedades, las dobles interpretaciones y los mensajes contradictorios”11. Es importante que sea concisa, que cuente con el menor número de palabras necesarias para expresar la idea que se quiere comunicar.

Según Hernández de la Rosa11, Rojas planteó que la misión esencial del texto científico es informar. La precisión (evitar la terminología ambigua y la subjetividad, y en su lugar emplear términos unívocos), concisión (ofrecer la mayor cantidad de información de forma breve), claridad (oraciones bien construidas, ordenadas y sin sobreentendidos, donde prime una sencillez sintáctica), la universalidad (posibilidad de que los hechos tratados puedan ser comprendidos en cualquier parte del mundo) y la verificabilidad (comprobar la veracidad de los enunciados del texto mediante leyes científicas), garantizarán un lenguaje de calidad, junto a la neutralidad emocional y a la relativa estabilidad temporal de los términos.

Ruiz14 plantea que “…desde hace algunas décadas se han ido produciendo diversos fenómenos lingüísticos que contaminan el lenguaje y provocan una pérdida de precisión y claridad en el mensaje, lo que constituye uno de los obstáculos más serios que se opone a la educación y a la investigación en medicina”.

El investigador científico quizá sea el único, entre todos los que desempeñan un oficio o profesión, que está obligado a presentar un informe escrito de lo que hizo, por qué lo hizo, cómo lo hizo y lo que aprendió al hacerlo. Así pues, un científico no sólo tiene que hacer ciencia sino que, además, tiene que escribirla, para ello ha de ser preciso y objetivo, utilizará un estilo claro, sencillo, directo, que no dé lugar a ambigüedades ni a dobles interpretaciones, a fin de garantizar, no solo la reproducibilidad de sus resultados sino también la continuidad del desarrollo científico11.

Desde el pequeño rincón que representa CorSalud, debemos preparar a nuestros profesionales para que sean capaces de elegir en cada momento los elementos léxicos adecuados, la palabra precisa, pero también la adecuada, porque aún escrita, mantiene su gran poder15.

 

 

Referencias bibliográficas

 

1.    Dueñas Fernández R, Morales Salinas A, Moro Rodríguez RT, Satorre Ygualada JA. “CARDIOVILLA 2011”: Enhorabuena para la salud de la medicina cardiovascular cubana. CorSalud. 2011;3(4):193-4. Disponible en: http://ftp.sld.cu/corsalud/2011/v3n4a11pdf/cardiovilla.pdf

2.    Resúmenes de los trabajos presentados en las sesiones científicas de “CARDIOVILLA 2011” (13-15 de octubre de 2011, Villa Clara, Cuba). CorSalud. 2011;3(4):224-302. Disponible en: http://ftp.sld.cu/corsalud/2011/v3n4a11pdf/resumenes.pdf

3.    Velásquez JD. Sobre la ética en la publicación científica. Rev Avances en Sistemas e Informática. 2010;7(3):7-9.

4.    Hernández de la Rosa Y, Moreno-Martínez FL, de Armas Castro MA. Normalización terminológica en cardiología: una necesidad urgente. Rev Arg Cardiol. 2010;78(2):156-8.

5.    Hernández de la Rosa Y, Moreno-Martínez FL, de Armas Castro MA. Serie de anglicismos en cardiología y cirugía cardiovascular (III). CorSalud [Internet]. 2010 [citado 10 Nov 2011];2(2):123-5. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/cors/pdf/2010/v2n2a10/serie.pdf

6.    Cárdenas M. Los dislates en los escritos médicos. Arch Cardiol Mex. 2010;80(4):315-7.

7.    Moreno-Martínez FL, Hernández de la Rosa Y, de Armas Castro MA. El lenguaje en las publicaciones médicas: un empeño en el logro de la excelencia. Arch Cardiol Mex 2011;81(1):70-1.

8.    Tepper RB. Normalización terminológica en cardiología. Rev Arg Cardiol. 2010;78(5):456.

9.    Day RA. ¿Qué es un artículo científico? En: Day RA. Cómo escribir y publicar trabajos científicos. 3ra. ed. Washington, DC 20037: Organización Panamericana de la Salud; 2005. p 8-14

10. Betancourt López V. La comunicación científica. La Habana: Ediciones Finlay; 2003.

11. Hernández de la Rosa Y. Uso indiscriminado de anglicismos en la especialidad de Cardiología y Cirugía Cardiovascular [Tesis]. Villa Clara: Universidad Central de las Villas “Marta Abreu de Estévez”; 2009.

12. Moreno-Martínez FL. Primer año de existencia de CorSalud: Un recuento merecido. CorSalud [Internet] 2010 [citado 10 Nov 2011];2(2):87-8. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/cors/pdf/2010/v2n2a10/primerano.pdf

13. Hernández de la Rosa Y. CorSalud y Revista Cubana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular: Dos revistas de la comunidad cardiológica cubana. CorSalud [Internet]. 2010 [citado 10 Nov 2011];2(3):196-7. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/cors/pdf/2010/v2n3a10/editorial.pdf

14. Ruiz L. La interpretación de conferencias y la comunicación especializada en el ámbito  de la medicina: estudio de la situación en España [Tesis]. España: Universidad de Granada; 2006.

15. Moreno Martínez FL, Hernández de la Rosa Y. Importancia de la adecuada redacción del manuscrito. Rev Cubana Cardiol y Cir Cardiovasc [Inter-net] 2011 [citado 4 Nov 2010];17(1):1-3. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/car/vol17_1_11/car01111.pdf