CorSalud 2011;3(3)

 

 

PÁGINA DEL EDITOR

 

 

EL PLAGIO COMO MANIFESTACIÓN DE FRAUDE EN LAS PUBLICACIONES CIENTÍFICAS

 

 

Por:

 

Dr. Francisco Luis Moreno-Martínez1 y MSc. Yurima Hernández de la Rosa2

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1.       Editor Jefe. CorSalud.

2.       Jefa de Redacción. CorSalud.

 

Palabras clave:

MALA CONDUCTA CIENTÍFICA

PLAGIO

ÉTICA EN LA PUBLICACIÓN CIENTÍFICA

Key words:

SCIENTIFIC MISCONDUCT

PLAGIARISM

SCIENTIFIC PUBLICATION ETHICS

 

Del 27 al 29 de abril de este año se celebró en Villa Clara el II Taller de Editores de Revistas Médicas de la Región Central de Cuba1. En esta ocasión, al igual que en la primera convocatoria, también existió una representatividad de la provincia de Matanzas, además de las del centro del país. El intercambio, la polémica, las diferentes iniciativas, las experiencias de trabajo, y el espíritu colaborativo, volvieron a constituir el plato fuerte en todas las sesiones de trabajo.

El tema fundamental de estas sesiones lo constituyó el debate suscitado sobre el fraude en las publicaciones científicas. En un primer momento, se expusieron diferentes puntos de vista a partir de la experiencia particular de cada una de las revistas allí presentes y después, se trabajó sobre la propuesta de resolución que está preparando la dirección del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (INFOMED) a propuesta del Consejo Nacional de Editores.

Lo cierto es que este es hoy uno de los temas medulares del trabajo editorial de las revistas de todo el mundo. Desde la época de Fernando de Rojas, autor de la clásica obra La Celestina, existe el fraude y la duplicidad de autoría. En esa época, él se encontraba en la ciudad de Salamanca realizando sus estudios de derecho, cuando se encontró un manuscrito que decidió continuar. Es por eso, que a partir de la edición toledana de 1 500, siempre apareció en las octavas acrósticas iniciales en español antiguo la siguiente excusa del autor: “El bachjller Fernando de Royas acabó la comedja de Caysto y Melybea, y fve nascjdo en la Puevla de Montalván2.

Coincido con Matías-Guiu y García-Ramos3 cuando afirman que estos no deben ser los espacios para la denuncia de plagios, cuando existen otros canales; pero sí para revisar, discutir y establecer la posición del equipo editorial respecto a las conductas inapropiadas de los autores. Los editores de revistas científicas han sido, tradicionalmente, poco conscientes de la existencia de fraudes y conductas inapropiadas4, más preocupados por los temas relacionados con el impacto5 o con otras cuestiones de índole editorial, pero en los últimos años se ha venido comprobando que existen comportamientos nada correctos en el ámbito científico con mucha frecuencia, aunque el debate sobre esta temática ha sido ampliamente discutido en disímiles escenarios nuestros. Tanto es así, que en varias ocasiones, más de una prestigiosa revista médica, ha retirado plagios que exhibían en Internet con o sin comentarios explícitos. Otras no han hecho absolutamente nada al respecto; escasas son las que han lamentado que estas cosas ocurran.

Tiene que ser política inviolable de todas las revistas, perseguir este tipo de malas prácticas, pues atentan contra el preciado tiempo de consejos editoriales, revisores, editores, entre otros, y además, sobre la tan conocida “ética”, pues ella no solo concierne a los deberes de los autores, también a los derechos, que en general están en estrecha relación con los deberes de las otras partes del proceso editorial, directores de revista y revisores6.

A los editores de las revistas arbitradas, en muchas ocasiones, les es imposible en la práctica detectar fraudes o plagios. Las conductas y las propuestas para evitar estas alevosas actitudes que minan la credibilidad de los científicos –de la ciencia al fin– y de las publicaciones de seriedad probada, que divulgan sus conocimientos7, deberán ser denunciadas en todos los espacios posibles.

He querido en esta ocasión, moverles el pensamiento hacia procedimientos nada elegantes y que contaminan sin dudas, la calidad de nuestras revistas científicas. Por ello, pensamos ha sido muy buena la iniciativa de la Editorial de Ciencias Médicas (ECIMED) sobre la creación de una comisión evaluadora que procesará cualquier indicio de conducta fraudulenta. CorSalud aplaude esta decisión y se compromete, desde el espacio que le toca, a educar en todos los aspectos concernientes a la ética profesional.

El plagio no es el único tipo de fraude que cometen los autores, pero es el más grosero de todos los que se detectan en las publicaciones científicas. Erradicar este y otras ominosas formas de fraude debe ser una tarea de todos.

 

 

Referencias bibliográficas

 

1.       Hernández de la Rosa Y, Benet-Rodríguez M, Moreno-Martínez FL, Molina-Gómez A, González-Aguiar B, Rodríguez-González L. Talleres de editores en la región central de Cuba: una propuesta para el perfeccionamiento de las revistas científicas en las ciencias médicas. MediSur [Internet]. 2011 [citado 9 Sep 2011]; 9(4):[aprox. 2 p.]. Disponible en: http://www.medisur.sld.cu/index.php/medisur/article/view/1738

2.       Cordero Escobar I. Mala conducta científica…un hecho que se debe evitar. Rev Cubana de Anestesiol y Reanim. 2008;7(3):1.

3.       Matías-Guiu J, García-Ramos R. Fraude y conductas inapropiadas en las publicaciones científicas. Neurol. 2010;25(1):1-4.

4.       Wager E, Fiack S, Graf C, Robinson A, Rowlands I. Science journal editors'' views on publication ethics: results of an international survey. J Med Ethics. 2009;35:348-53.

5.       Matías-Guiu J, García-Ramos R. El factor de impacto y las decisiones editoriales. Neurol. 2008;23:342-8.

6.       Bravo-Toledo R. Aspectos éticos en las publicaciones científicas [Internet]. 2000 [citado 2 Jun 2011]. Disponible en: http://www.infodoctor.org/rafabravo/fraude.htm

7.       Rodríguez Quereilhac A. Plagios y fraudes en la era de la globalización. Rev Med Urug. 2006;22:83-6.