CorSalud 2011;3(1)
CARDIOCENTRO “ERNESTO CHE
GUEVARA”
SANTA CLARA, VILLA CLARA, CUBA
ARTÍCULO ORIGINAL
EFICACIA ANALGÉSICA POSTOPERATORIA DE LA MORFINA EPIDURAL EN LA CIRUGÍA
DE REVASCULARIZACIÓN MIOCÁRDICA
Por:
MSc. Dr. Rudy Hernández
Ortega1, MSc. Dr. Osvaldo González Alfonso2, MSc. Dr. Pedro A.
Hidalgo Menéndez3, MSc. Dra. Ilida M. Marrero Font4,
Dr. Juan Manuel Rodríguez5,
Dr. Jorge Méndez Martínez5, Dra. Shemanet García Cid6 y
MSc. Dra. Miriala González Martínez7
______________
1.
Máster en Urgencias
Médicas. Especialista de I Grado en Anestesiología y Reanimación. Cardiocentro
"Ernesto Che Guevara". Santa Clara, Villa Clara. Instructor. UCM-VC.
2.
Máster
en Urgencias Médicas. Especialista de I
y II Grados en Anestesiología y Reanimación. Cardiocentro "Ernesto Che
Guevara" Santa Clara, Villa Clara. Asistente. UCM-VC.
3.
Máster
en Urgencias Médicas. Especialista de I
y II Grados en Anestesiología y Reanimación. Cardiocentro "Ernesto Che
Guevara". Santa Clara, Villa Clara. Instructor. UCM-VC. e-mail: pedro@cardiovc.sld.cu
4.
Máster en Atención
Primaria de Salud. Especialista de I Grado en EGI. Clínica Estomatológica
"Celia Sánchez Manduley". Instructora. UCM-VC.
5.
Especialista de
I Grado en Anestesiología y Reanimación, y en Medicina General Integral.
Cardiocentro "Ernesto Che Guevara". Santa Clara, Villa Clara.
6.
Especialista de
I Grado en Anestesiología y Reanimación, y en Medicina General Integral.
Diplomada en Cuidados Intensivos de Adultos. Hospital “Roberto Rodríguez
Fernández” de Morón. UCM-Ciego de Ávila.
7.
Especialista de
I Grado en Anestesiología y Reanimación. Diplomada en Cuidados Intensivos de
Adultos. Máster en Urgencias Médicas. Hospital
“Roberto Rodríguez Fernández” de Morón. UCM-Ciego
de Ávila.
Resumen
Introducción
y objetivos: La analgesia
epidural constituye un pilar básico en la cirugía cardíaca. El objetivo del
estudio fue comparar el uso de la morfina liofilizada y la bupivacaína epidural
en la analgesia postoperatoria para la cirugía de las arterias coronarias. Método:
Se realizó un estudio prospectivo e inferencial en 20 pacientes, divididos
en dos grupos. Los del grupo M recibieron analgesia epidural con morfina 2 mg
asociada a 100 mg de bupivacaína y los del grupo B solo bupivacaína. Resultados:
Predominó el sexo masculino. Las edades y pesos promedio de ambos grupos fueron
similares (p > 0,05). El 90 % de los enfermos del grupo M tenían analgesia
excelente a las 8 horas de la intervención, y se mantuvo entre buena y
excelente a las 12 y 24 horas. Mientras que el 50 % de los pacientes del grupo
B referían una analgesia regular a las 8 horas de operados, que se extendió al
80 % de los enfermos a las 12 horas. En el control de las 24 horas, la
totalidad de los pacientes del grupo B se aquejaban de una analgesia
insuficiente o mala (p < 0,05). El tiempo total promedio de analgesia
postoperatoria obtenida del grupo M fue de 28.37 horas y del grupo B, de 8.86
horas (p < 0,01). Los principales efectos adversos fueron la hipotensión
arterial y la bradicardia. Conclusiones: La
morfina demostró su utilidad como agente analgésico en la cirugía de las
arterias coronarias. Los pacientes con bupivacaína y morfina epidural tuvieron
mejor analgesia y por tiempos más prolongados que los enfermos tratados solo
con bupivacaína.
Abstract
Introduction and objectives: Epidural
analgesia is a Sectionstone in cardiac surgery. The aim of this study was to
compare the use of lyophilized morphine and epidural bupivacaine analgesia in
postoperative surgery for the surgery of the coronary arteries. Method: A
prospective and inferential study was performed in 20 patients divided into two
groups. The group M received epidural analgesia with 2 mg of morphine
associated to 100 mg of bupivacaine and group B only bupivacaine. Results:
Males were predominant. The average ages and weights of both groups were
similar (p > 0,05). 90 % of the patients in group M had excellent analgesia
at 8 hours after surgery and remained from good to excellent at 12 and 24
hours. While 50 % of patients in group B referred regular analgesia at 8 hours
after the operation, which extended to 80% of patients at 12 hours. In the
24-hour monitoring, all patients in group B complained of poor or inadequate
analgesia (p < 0,05). The average total time of postoperative analgesia
obtained in group M was 28.37 hours and group B, of 8.86 hours (p < 0,01).
The main adverse effects were hypotension and bradycardia. Conclusions:
Morphine proved useful as an analgesic in surgery of the coronary arteries.
Patients with bupivacaine and epidural morphine had better analgesia and for a
longer time than patients treated with bupivacaine alone.
Palabras clave: ANESTESIA Y ANALGESIA ANALGESIA EPIDURAL MORFINA BUPIVACAINA REVASCULARIZACION MIOCARDICA |
Key words: ANESTHESIA AND ANALGESIA ANALGESIA, EPIDURAL MORPHINE BUPIVACAINE MYOCARDIAL
REVASCULARIZATION |
Introducción
El dolor postoperatorio tiene una gran incidencia,
por lo que ocupa un lugar importante en nuestra atención, y constituye un
conjunto de experiencias perceptivas y emocionales no placenteras, asociadas a
reflejos nerviosos autonómicos y a reacciones de comportamiento, en respuesta a
la lesión de diversos tejidos corporales1.
La necesidad del tratamiento adecuado es esencial
para garantizar la calidad asistencial en el paciente operado, ante todo por su
carácter humano, ético y por los beneficios que le aporta, lo cual se evidencia
por los múltiples fármacos que se han empleado para su alivio, como: los anestésicos
locales, los opiáceos, la ketamina, los agonistas adrenérgicos alfa-2, la
neostigmina y los antiinflamatorios no esteroideos, entre otros2-8.
Los
opiáceos han desempeñado un papel muy importante en el tratamiento del dolor
postquirúrgico por su potente efecto analgésico, y porque pueden administrarse
tanto por vía sistémica como por vía regional.
El
uso del opio para lograr el alivio del dolor es proverbial, se describe en diferentes tratados desde la
antigüedad, en los últimos siglos se desarrollaron diferentes compuestos
derivados, semisintéticos y sintéticos, conocidos de forma genérica como
opioides u opiáceos, y su prototipo es la morfina. Estos fármacos se han
utilizado tradicionalmente en forma inhalada (la “esponja soporífera” de los
griegos clásicos) o por inyección; pero, según Fachenda9, no es hasta 1973 que Pert y Snider descubren los
receptores opioides específicos. En 1976, York y Rudi demuestran su existencia
en la médula espinal y, de forma casi inmediata, Wang señala su utilidad en el
hombre, con lo que se abre una nueva ruta para el empleo de estos agentes: la
administración intraespinal de opioides9,10.
Los
opiodes, al depositarse localmente en la cercanía de la médula espinal, se unen
a receptores pre y postsinápticos, e impiden que se liberen nuevos transmisores
a este nivel, y bloqueen de este modo la transmisión de la información
nociceptiva a nivel del asta dorsal de la médula espinal10, por lo que ofrecen una analgesia de calidad por
tiempos prolongados11-14.
Asimismo,
la inclusión de morfina en el espacio epidural ha sido informada como una
excelente alternativa para la analgesia postoperatoria, al necesitarse dosis
ínfimas comparadas con las necesarias por vía parenteral, con menores efectos
adversos (básicamente prurito, náuseas y vómitos, retención urinaria, y con
menor frecuencia, de presión respiratoria)15, lo que puede potenciar el efecto de los anestésicos
locales (verbigracia, bupivacaína), y extender su acción analgésica por
períodos prolongados.
La
cirugía cardiovascular constituye uno de los procedimientos quirúrgicos que
mayor extensión y desarrollo ha tenido en las últimas décadas. La
revascularización miocárdica ha permitido la implementación de técnicas
anestésicas poco usuales, hace algunos años. Con el uso de estabilizadores
miocárdicos, la técnica de revascularización con o sin circulación
extracorpórea (CEC), y la utilización de agentes anestésicos de recuperación
rápida (isofluorano o sevofluorano, propofol, remifentanil, o menores dosis de
los opioides “clásicos” como el fentanil y sufentanil), se ha logrado una
recuperación más rápida de los enfermos, con tiempos cortos de ventilación
mecánica postoperatoria (< 6 horas) y menor estadía en la sala de Cuidados
Intensivos Postquirúrgicos, lo que ha traído consigo una mayor incidencia del
dolor postoperatorio. Numerosas estrategias se han ensayado para combatirlo,
desde el uso de antiinflamatorios no esteroideos, hasta la inyección parenteral
de tramadol, meperidina o morfina. No
obstante, estos medicamentos mantienen su efecto farmacológico por períodos
cortos, generalmente 4-6 horas, y su efecto acumulativo y el escaso margen
entre las dosis terapéuticas y las tóxicas, reducen su eficacia.
La
asociación de un bloqueo epidural torácico a la anestesia general muestra
ventajas evidentes: bajos requerimientos de opioides endovenosos, menor
respuesta neuroendocrina y menor incidencia de vasoespasmo coronario, así como
tiempos mínimos de ventilación postoperatoria16. A su vez, la administración de bupivacaína
epidural, se asocia con analgesia postoperatoria, y le brinda bienestar al
enfermo. La asociación de morfina, a su vez, debe ofrecer una mayor calidad
analgésica, y evitar la realización de administraciones recurrentes de bupivacaína
(no exentas de efectos adversos) por el catéter epidural17-21.
Con
esta investigación se pretende analizar la eficacia analgésica postoperatoria
de la adición de morfina liofilizada al bloqueo epidural con bupivacaína, en la
cirugía de revascularización miocárdica; determinar el tiempo total de
analgesia postoperatoria y describir los efectos colaterales más frecuentes.
Método
Diseño
Se
realizó un estudio comparativo prospectivo en el Cardiocentro “Ernesto Che
Guevara” de Santa Clara, en el período comprendido entre febrero de 2009 y
julio de 2010 en dos grupos de pacientes, anunciados para cirugía de
revascularización miocárdica.
Se
seleccionaron pacientes adultos, clasificados en clase III de la Sociedad
Americana de Anestesiología (ASA, por
sus siglas en inglés) y clase II-III de la Asociación del Corazón de Nueva York
(NYHA, por sus siglas en inglés)12,
con buena función ventricular previa (mayor de 50 %), sin alteraciones
valvulares o de la motilidad regional del ventrículo izquierdo, medicados con
atenolol y nitrosorbide en el preoperatorio, y que consintieron participar en
el estudio.
Se excluyeron del estudio aquellos enfermos con baja
función ventricular, infarto miocárdico en los últimos 6 meses, antecedentes de
hipersensibilidad a los fármacos empleados en el estudio, o que presentaran contraindicaciones
para la técnica epidural. También se excluyeron los enfermos que padecieron
complicaciones quirúrgicas o postoperatorias, que impidieron una adecuada
evaluación de la eficacia del procedimiento.
La muestra quedó integrada por 20 pacientes,
divididos a su vez en dos grupos aleatorios, cada uno con diez participantes.
Al grupo B (control), se le asoció a la anestesia general bloqueo epidural torácico
con 75 mg de bupivacaína al 0,5 %; y al grupo M (estudio), la misma anestesia
más 2 mg de morfina liofilizada.
Técnica y procedimientos
Una
vez recibido el paciente en la unidad quirúrgica se premedicó con 2 mg de
midazolam intravenoso, se llevó al quirófano donde se registraron los signos
vitales y se procedió a realizar el abordaje epidural en los espacios
intervertebrales T2-T3 a T6-T7. Se mantuvo al enfermo sentado en la mesa
quirúrgica, se empleó un trocar Tuohy y la técnica de pérdida de la
resistencia. Una vez identificado el espacio, se depositaron 2 ml de lidocaína
al 2 %, y se avanzó el catéter de 2 a 4 cm en el espacio epidural. Finalmente
se procedió a su fijación con cinta adhesiva.
Posteriormente,
se acostó al paciente, se le administró suplemento con O2 por
máscara, se le canalizó la arteria radial para la medición cruenta de la
tensión arterial, y se monitorizaron la frecuencia cardíaca, la saturación
pulsátil del oxígeno de la hemoglobina, la electrocardiografía continua
(derivación DII), y luego de la inducción anestésica, la presión venosa central
por cateterización de la vena yugular interna o la subclavia, el ritmo
diurético, la capnografía y la temperatura central.
La
inducción anestésica se realizó con lidocaína 2 mg/kg, tiopental 3 mg/kg,
fentanil 10 mcg/kg, y vecuronio 0,2 mg/kg, todos por vía intravenosa. Se colocó
un tubo endotraqueal y una sonda de Levine. La ventilación mecánica se efectuó con
el volumen corriente calculado a 7 ml/kg, la frecuencia respiratoria de 12 a 15
por minuto y el FiO2 de 50 % en una modalidad de volumen controlada. El mantenimiento anestésico se realizó
con isofluorano 0,8-1,0 %, y dosis suplementarias de fentanil a 5 mcg/kg
intravenoso, según lo demandó la estimulación quirúrgica.
Una
vez concluida la inducción anestésica, se administró por el catéter epidural el
bolo de bupivacaína, o de este mismo fármaco más morfina, según el protocolo
establecido. Simultáneamente se repuso Ringer lactato a razón de 10 ml/kg
intravenoso, con goteo rápido. Se dejó además, una infusión de bupivacaína al
0,2 % por el catéter epidural a 10 ml/hora hasta el cierre de la esternotomía.
La
hidratación transoperatoria se mantuvo a 10 ml/kg/hora con cristaloides, más
los líquidos de reemplazo, según las pérdidas extraordinarias y las necesidades
hemodinámicas individuales. A todos los pacientes se les aplicó un programa de
ahorro de sangre, mediante hemodilución normovolémica intencionada con donación
de sangre autóloga (≈ 500 ml por paciente). El reemplazo de la sangría se
hizo con coloides (gelofusín o hemohes). La sangre autóloga se repuso antes del
traslado del enfermo a la sala del postoperatorio.
La
hemodinámica de los pacientes fue apoyada con norepinefrina, dobutamina y
nitroglicerina, según las necesidades individuales de cada enfermo, y se
mantuvo una estricta vigilancia de la tensión arterial, las frecuencias
cardíacas y respiratorias, la saturación arterial de oxígeno y el ritmo
electrocardiográfico.
Culminada la intervención quirúrgica todos los
pacientes fueron trasladados a la unidad de cuidados intensivos donde se continuó
la monitorización de los mismos parámetros vitales. La ventilación mecánica y
su desconexión se realizaron según los protocolos del
centro (habitualmente antes de las 6 horas de su llegada a la sala), y se
mantuvo un apoyo hemodinámico, según las necesidades del enfermo.
La intensidad y duración del dolor se evaluaron a las
8, 12 y 24 horas de la llegada a la sala de postoperatorio, para ello se
utilizó la escala análoga visual (EAV) de 0 a 10, donde 0 representa ningún
dolor; de 1-3, dolor leve; de 4-6, dolor moderado; de 7-9, dolor severo y 10,
dolor insoportable.
De
esta misma forma se consideró que la calidad de la analgesia fue buena cuando
el dolor fue leve (1 a 3); regular, cuando fue moderado (4-6) y mala, cuando
fue intenso (≥ 7). La ausencia de dolor se catalogó de excelente (EAV =
0).
Con
los resultados que se obtuvieron de la aplicación de la EAV se confeccionó una
tabla que muestra la calidad de la analgesia postoperatoria de los dos grupos a
través del tiempo.
Se
determinó el tiempo de analgesia postoperatoria como el tiempo transcurrido
entre la inyección epidural del fármaco y la primera dosis de analgésico
necesitado por el paciente.
Se
registró la aparición de efectos colaterales referidos por el paciente o
constatados clínicamente por el anestesiólogo, a partir de la administración de
los fármacos en cada grupo, tanto en el trans como en el postoperatorio, y se
descartaron aquellos efectos atribuibles a otras causas inidentificables.
Todos
los datos se recogieron en una encuesta individual.
Resultados
En
la tabla 1 se muestra la caracterización de los pacientes incluidos en el
estudio.
De
un total de 20 casos se incluyeron 10 pacientes en cada grupo de estudio, con edades
similares (grupo M 67 ± 9,69 años y grupo B 68 ± 9,71). Predominó el sexo
masculino, y los pesos promedio de ambos grupos fueron similares (p > 0,05).
Tabla 1 Caracterización de los grupos de estudio.
Cardiocentro de Santa Clara.
CARACTERÍSTICAS |
GRUPO M |
GRUPO B |
Número de pacientes |
10 |
10 |
Edad promedio ± D.S (años) |
67 ± 9,69 |
68 ± 9,71 |
Sexo (Femenino: masculino) |
2:8 |
1:9 |
Peso promedio ± D.S (kg) |
65 ± 7,0 |
63 ± 8,5 |
Número de IDAC por paciente: -
1 IDAC -
2 a 3 IDAC -
> 3 IDAC |
2 (20 %) 6 (60 %) 2 (20 %) |
3 (30 %) 4 (40 % 3 (30 % |
Empleo de CEC para los IDAC: -
Con CEC -
Sin CEC |
6 (60 %) 4 (40 %) |
5 (50%) 5 (50%) |
p > 0,05
Fuente: Encuesta.
Leyenda:
IDAC: Injerto de derivación arterial coronario.
CEC: Circulación extracorpórea.
A
la mayoría de estos pacientes se les realizaron 2 o más puentes
aortocoronarios, y se efectuó el procedimiento con el corazón latiendo, con o
sin derivación cardiopulmonar parcial, de forma semejante en ambos grupos
estudiados.
No
se encontraron diferencias estadísticas entre el grupo M y B en estos
parámetros (p > 0,05), lo que garantiza su comparabilidad.
El
grado de analgesia postoperatoria de los grupos estudiados puede apreciarse en
la tabla 2. Al analizar la EAV en los intervalos de tiempo protocolizados, el
90 % de los enfermos del grupo M tenían analgesia excelente a las 8 horas de la
intervención, de ahí que se mantuviera entre buena y excelente, aún a las 12
horas de operados; a las 24, el 70 % de ellos, mantenían un buen nivel de
analgesia; en estos enfermos no se encontraron casos con altas puntuaciones de
la EAV en ninguna de las mediciones realizadas.
Tabla 2 Comparación del grado de analgesia obtenido en los
grupos de estudio empleando la escala analógica visual (EAV). Cardiocentro de
Santa Clara.
Grado de analgesia ________________ Horas de postoperatorio |
GRUPO M No de pacientes (%) |
GRUPO B No de pacientes (%) |
|||||||
E |
B |
R |
M |
E |
B |
R |
M |
||
8 horas |
9 (90 %) |
1 (10 %) |
-- |
-- |
-- |
5 (50 %) |
5 (50 %) |
-- |
|
12 horas |
1 (10 %) |
8 (80 %) |
1 (10 %) |
-- |
-- |
2 (20 %) |
4 (40 %) |
4 (40 %) |
|
24 horas |
1 (10 %) |
6 (60 %) |
3 (30 %) |
-- |
-- |
-- |
3 (30 %) |
7 (70 %) |
|
p < 0,05
Fuente: Encuesta.
Leyenda:
E: Analgesia excelente (EAV= 0 puntos)
B: Analgesia buena (EAV= 1-3 puntos)
R: Analgesia regular
(EAV= 4-6 puntos)
M: Analgesia mala (EAV≥7 puntos)
Contrariamente,
el 50 % de los pacientes operados con bloqueo epidural con bupivacaína sin
morfina (grupo B), ya referían una analgesia regular a las 8 horas de operados,
y a las 12, se extendió al 80 % de los enfermos. En el control de las 24 horas,
la totalidad de los pacientes se aquejaban de una analgesia insuficiente o
mala. Es significativo, que en este grupo, no se encontró ningún enfermo con
analgesia “Excelente” en ninguna de las mediciones. Las diferencias encontradas
entre ambos grupos fueron estadísticamente significativas (p < 0,05).
La
tabla 3 muestra el tiempo total promedio de analgesia postoperatoria obtenida, lo
que mantuvo en el 50 % de los pacientes o más, la EAV con puntuación menor de
4. Se encontraron diferencias altamente significativas entre ambos (p < 0,01).
Así, el tiempo promedio de analgesia del grupo M fue de 28.37 horas, mientras
que el del B, fue apenas de 8.86 horas, 3 veces menos que en los casos del grupo
estudio.
Tabla 3 Tiempo total promedio de analgesia postoperatoria en
el rango de 0 a 3 según la escala analógica visual (EAV) en el 50 % de los
pacientes estudiados. Cardiocentro de Santa Clara.
TIEMPO PROMEDIO
DE ANALGESIA POSTOPERATORIA |
GRUPO M |
GRUPO B |
Horas ± D.S |
28,37 ± 4,13 |
8,86 ± 1,46 |
p < 0,01
Fuente: Encuesta.
En
la tabla 4 se muestran las principales complicaciones y efectos adversos
relacionados con el procedimiento anestésico (bloqueo epidural), y con los
fármacos administrados (bupivacaína o bupivacaína más morfina) durante el
perioperatorio. Los efectos adversos más frecuentes fueron la hipotensión
arterial y la bradicardia una vez efectuada la inyección epidural de los
agentes mencionados, muy semejante en ambos grupos (50-60 % de los casos). No
se encontraron otras reacciones de interés en el transoperatorio. Ya en el
postoperatorio, la aparición de temblores en la recuperación anestésica del
enfermo fue similar en ambos grupos, con una incidencia baja (20 %).
Tabla 4 Complicaciones y efectos colaterales encontrados en
los grupos de estudio atribuibles al bloqueo epidural y/o los fármacos
empleados.
Cardiocentro de Santa Clara.
COMPLICACIONES |
GRUPO M No de
pacientes (%) |
GRUPO B No de
pacientes (%) |
Hipotensión arterial |
6 (60 %) |
6 (60 %) |
Bradicardia |
6 (60 %) |
5 (50 %) |
Náuseas y vómitos |
1 (10 %) |
0 (--) |
Prurito |
6 (60 %)* |
0 (--)* |
Somnolencia |
2 (20 %) |
0 (--) |
Temblores |
2 (20 %) |
2 (20 %) |
p > 0,05
*p < 0,05
Fuente: Encuesta.
Otras
reacciones colaterales atribuibles a la morfina epidural incluyeron el estado
nauseoso (1 enfermo en el grupo M vs
ninguno en el grupo B) y la somnolencia (2 en el grupo M vs ninguno en el grupo B). No existieron diferencias estadísticas
entre ambos grupos en estos parámetros (p > 0,05). Por el contrario, sí se
encontró diferencia estadística (p < 0,05) con respecto a la aparición de
prurito facial y corporal (60 % de los casos en el grupo M), sin que se
presentara esta reacción colateral en los pacientes del B.
No
se apreciaron casos de depresión respiratoria, ni de retención urinaria por las
características propias de la cirugía.
Discusión
El empleo de técnicas de
bloqueo epidural asociado a la anestesia general, trae ventajas al enfermo, no
solo porque interrumpe el arco reflejo medular, sino también por la posibilidad
de ofrecer analgesia postoperatoria.
En la cirugía torácica se
prefiere la colocación del catéter epidural de T4 a T10, en comparación con la
localización lumbar. La utilización de un catéter epidural aumenta los
beneficios de la anestesia en la toracotomía al permitir una técnica de
anestesia “general ligera” con efectos de insuficiencia respiratoria residual
disminuidos22-25. El empleo de
un anestésico local como la bupivacaína ofrece ventajas para el bloqueo
epidural, al permitir tiempos promedios
de anestesia de 180 a 240 min, y por la posibilidad de extender el bloqueo más
allá, ya sea con dosis suplementarias en bolo o con infusión continua del
agente.
La
bupivacaína, a su vez, puede mantenerse para la analgesia postoperatoria, y
administrarse por el catéter epidural, ya sea en forma de bolos a demanda, a
intervalos fijos o en infusión continua26.
El
empleo de morfina en el espacio epidural como dosis única ha sido empleado por
diferentes autores, quienes informan efectos analgésicos por más de 24 h, lo
cual coincide con nuestro estudio. Otros27-29, con
igual dosis en cirugía del abdomen, obtuvieron un tiempo de analgesia
prolongado de 1,77 ± 5,66 min.
Con respecto
a la dosis por vía epidural, se han empleado diferentes protocolos, pero casi
todos los autores coinciden en emplear una dosis única de morfina liofilizada
de 2 a 4 mg, suficiente para brindar analgesia posquirúrgica prolongada, con
reacciones colaterales mínimas24, 30-32.
En este
estudio se utilizó la EAV con el fin de evaluar la analgesia postoperatoria33,34. Los pacientes tratados con morfina epidural,
mostraron menores niveles de puntuación en la EAV y, subjetivamente, referían
sentirse mejor en el postoperatorio. Esto coincide con diferentes informes de
la literatura de referencia17,19,21,22,35-41.
El
bloqueo epidural no está exento de riesgos. De todos los efectos colaterales el
que más se presenta es la hipotensión arterial que aparece por la simpatectomía
química producida por los anestésicos locales en el espacio, cuestión esta que
puede afectar los valores mínimos de autorregulación cardíaca y cerebral, y
provocar daño en la perfusión de estos órganos. Sin embargo, con una
oxigenación adecuada, si se rellena de forma óptima el espacio vascular con
cristaloides y coloides, y se emplean vasopresores (efedrina, fenilefrina, norepinefrina,
dopamina), puede contrarrestarse este inconveniente, y se minimizan los riesgos36,42,43.
La
bradicardia es otro de los efectos colaterales de la acción del anestésico
local sobre el neuroeje, sobre todo cuando se realiza un bloqueo de la cadena
ganglionar simpática torácica, mucho más evidente si interactúan otros
factores, como el empleo de opioides parenterales, y en este caso neuroaxiales,
o el uso de agentes cronotropo negativos (betabloqueadores y anticálcicos)44.
Los temblores postoperatorios constituyen otra reconocida
complicación de la analgesia regional. Estos pueden ser el resultado de varios mecanismos, dentro de los que se
incluyen un efecto directo de la solución anestésica fría en receptores
térmicos del canal espinal, el bloqueo diferencial de las fibras
termorreceptoras aferentes de frío y calor a nivel dorsal de las raíces
nerviosas, y un descenso en la temperatura corporal secundaria a la vasodilatación
periférica del bloqueo simpático21-25.
También pueden verse temblores secundarios a la hipotermia del enfermo al llegar
del quirófano, y en ausencia de bloqueos de la conducción, a su vez pueden
incrementar el consumo de oxígeno del enfermo hasta en un 300 %, por lo que se
justifican todas las medidas para su prevención y tratamiento.
Son bien conocidos los efectos emetizantes de los opioides
administrados por cualquier vía, incluso por administración epidural, debido a
la dispersión cefálica del agente en el líquido cefalorraquídeo hacia el centro
del vómito en la zona quimiorreceptora bulbar. No obstante, las náuseas y los
vómitos no causados por narcóticos, son complicaciones comunes de la anestesia
y la cirugía, y han sido atribuidos a factores psicógenos, hipotensión con
disminución del flujo sanguíneo cerebral, tracción visceral e inadecuado nivel
sensorial45.
Especial atención provoca, sin embargo, la aparición de
prurito, presentado exclusivamente en el grupo de la morfina; se plantea que su
ocurrencia pudiera ser reflejo de una liberación aguda o excesiva de histamina,
o por la diseminación rostral del narcótico, con efecto directo sobre los
receptores Mu, lo cual trae consigo
alteraciones de la sensación cutánea y la percepción del dolor, especialmente a
nivel de las astas dorsales del cordón espinal1,10.
Otras teorías que se han planteado incluyen la acción del bisulfito sódico
contenido como aditivo en los viales de morfina46o, por el efecto del fármaco sobre el núcleo del trigémino47.
Varios autores plantean que el prurito es el efecto
adverso más frecuente en sus investigaciones, pues ha aparecido hasta en el 50
% de los casos24,29, 35,48-50. Algunos lo
han encontrado a partir de las 18 horas. Generalmente, afecta más a mujeres obstétricas
y se localiza habitualmente, en la cara y en el tórax13,30,51-53.
Asociado también al grupo de la
morfina se pueden encontrar pacientes con somnolencia. En estudios realizados
que compararon el grado de hipno-sedación con la administración sistémica y
espinal de narcóticos, se ha demostrado una disminución de la incidencia de
este efecto adverso durante la aplicación espinal. No obstante, esto es
claramente posible con la aplicación espinal de opiáceos, lo que parece estar
mediado por la estimulación de receptores Kappa y por diseminación rostral de
la droga en el líquido céfalo-raquídeo hacia el tálamo, el sistema límbico y la
corteza15,33,48,49.
La insuficiencia respiratoria tardía, es muy poco vista con
la morfina epidural y la incidencia de este efecto adverso es de 1.9-2.3 % en
los EEUU; en Suecia, un estudio multinstitucional encontró un 0,9 % de insuficiencia
respiratoria con el uso de este fármaco por vía epidural15,54,55. En nuestra serie, no se presentó ningún caso
debido a que los pacientes se mantienen intubados hasta que cumplan con los
criterios clínicos y de laboratorio para la extubación. No se encontraron otras
complicaciones asociadas al bloqueo epidural o a los fármacos empleados56.
Conclusiones
Los
pacientes con bupivacaína y morfina epidural tuvieron mejor analgesia, y por
tiempo más prolongado que los enfermos tratados solo con bupivacaína. El
tiempo promedio de duración de la analgesia se prolongó tres veces con la
adición de morfina al bloqueo epidural. La aparición de prurito fue el efecto
adverso postoperatorio de mayor relevancia en los pacientes tratados con
morfina epidural y no se presentaron complicaciones graves en ninguno de los
grupos de estudio.
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