CorSalud 2010;2(3)
CARDIOCENTRO "ERNESTO CHE GUEVARA"
SANTA CLARA, VILLA CLARA, CUBA
ARTÍCULO ESPECIAL
NO RECONOCIDA POR TODOS
Por:
Dr. Osvaldo González Alfonso
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Especialista de I y II Grado en Anestesiología y Reanimación. Máster en Urgencias Médicas. Presidente del Consejo de Redacción CorSalud. Profesor Auxiliar. UCM-VC. e-mail: osvaldo@cardiovc.sld.cu
Palabras clave: ALFABETIZACION EN SALUD |
Subject headings: HEALTH LITERACY |
La informática es una parte muy importante de la vida cotidiana del siglo XXI. Desde la forma de consumir el entretenimiento, los videos, la música, las fotos, la comunicación instantánea, la telefonía celular, entre otras; sin dudas, los ordenadores están cambiando cada vez más nuestra forma de trabajar y vivir.
La informática, como importante rama de las ciencias, abarca un enorme campo donde se conjugan la inteligencia artificial, el conocimiento, la computación, la información y las ciencias sociales1; sin embargo, el proceso de asimilación de esta nueva realidad por nuestros profesionales ha sido, como mínimo, irregular, disparejo y desafortunadamente incompleto.
El Sistema de Salud Pública en Cuba, aún con sus carencias y deficiencias, es hoy un paradigma en varios aspectos para muchos, y resulta contraproducente la poca visibilidad de la literatura científica médica cubana que sustente los resultados que exhibe hoy nuestro modelo de salud2,3.
Existe todo un tesoro de conocimientos en nuestros profesionales, que no hemos aprendido a explorar con eficiencia, cuestión esta que se enmarca dentro del proceso de gestión de la información.
Todo modelo de gestión del conocimiento debe estar basado en el registro, mediante la codificación de todo el conocimiento explícito en bases de datos, para luego poder difundirlo, de forma tal que se logre su socialización y esta a su vez, se revierta en la creación de uno nuevo al servicio de la calidad asistencial, y no aparezca como fragmentos individuales de conocimientos, experiencias y errores.
Lamentablemente la inmensa mayoría de nuestros profesionales, no solo utilizan ineficientemente, sino que frecuentemente desconocen, las herramientas que nuestro Ministerio de Salud Pública ha puesto a su disposición a través de Infomed, para lograr una gestión del conocimiento ágil y eficaz. En muchas ocasiones creen que con la utilización, más o menos solvente de un procesador de texto o estadístico, un programa para hacer presentaciones, el acceso a un buzón de correo electrónico y unas horas de navegación por Internet a través de un motor de búsqueda no especializado, como lo es Google, son ya verdaderos capitanes de la navegación en Ia red y de la producción científica.
Según
Por ello es que nuestro sistema de salud necesita de profesionales capacitados en la obtención eficiente de la información actualizada y validada, que permitan mantener el ritmo de desarrollo necesario para lograr y conservar los servicios de excelencia que merece nuestra sociedad5.
Cualquier profesional alfabetizado desde el punto de vista informacional, con sentido de pertenencia y de lealtad hacia sus deberes para con la sociedad, es una persona que no conoce de obstáculos en el camino, porque está preparado para obtener la información que le permite analizar posibles alternativas, y seleccionar una respuesta acorde con el entorno en que se desempeña. Es incuestionable que para ser capaces de aprender a lo largo de la vida, los médicos deben usar las herramientas que les permitan moverse con éxito en la jungla de la información6.
Sin embargo, una de las trabas más importantes
para el progreso de las instituciones de salud, en concreto, resulta ser la
falta de un reconocimiento explícito por parte de todos los profesionales del
sector, dentro de los que se incluyen los cardiólogos y cirujanos
cardiovasculares, de la alfabetización informacional (ALFIN) como una
competencia fundamental, que adquiere especial relevancia en su práctica
profesional, investigativa o docente. Simplemente, no han alcanzado a ver que
con
Por tan solo poner un ejemplo, la facilidad de acceso de los pacientes con afecciones cardiovasculares a la información médica disponible hoy, está modificando la relación cardiólogo-paciente (el paciente puede acceder a información sobre tratamientos alternativos, consultar los efectos de un tratamiento concreto u obtener información sobre determinados fármacos). Este cambio tiene implicaciones importantes respecto a la constante y actualizada educación que tiene que poseer el cardiólogo hacia el paciente, a partir del acceso a la información y de su propia formación respecto al conocimiento de recursos, y aspectos relacionados con su difusión7.
Hay muchos retos tecnológicos que se oponen a una gestión
adecuada de la información en salud en el mundo, un ejemplo de ello es el poco
desarrollo de los registros automáticos de la información primaria de
documentos, como
Pero el principal factor que conspira en nuestro medio contra la gestión adecuada de las nuevas tecnologías de la información a nuestra disposición, es la ausencia de una conciencia sobre la necesidad de capacitación para su aprendizaje continuo, unida al hecho de conformarnos con un discreto aprovechamiento de los escasos recursos materiales disponibles y el desperdicio del recurso intangible más valioso, que es el tiempo y la inteligencia de nuestros profesionales9.
Se impone entonces encontrar nuevas motivaciones para aumentar la participación de todos en los sistemas de socialización de conocimientos; además de establecer, una "cultura favorable a estos", donde el profesional se sienta motivado para crearlos y transmitirlos, y a su vez, no se cohíba para publicarlo, compartirlo a través de todos los recursos disponibles como factor indispensable para el éxito de cualquier proyecto de gestión del conocimiento.
No cabe dudas de que de la misma forma que una sociedad moderna no puede permitirse ciudadanos sin educación (analfabetos o incultos), una sociedad de la información, donde interactúan ingenieros, profesores, médicos, estomatólogos, no puede permitirse ciudadanos informacionalmente incultos10.
Referencias bibliográficas
1.
2. Cañedo Andalia R. Cuba, Iberoamérica y la producción científica en salud en la base de datos PubMed en el período 1999-2008. ACIMED [Internet]. 2009 [citado 20 Abr 2010];20(1):[aprox. 4 p.].Disponible en:
http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol20_1_09/aci04709.pdf
3. Dorta Contreras AJ. Visibilidad e impacto de las ciencias médicas cubanas: a propósito de los premios anuales de la salud 2006 en artículo científico. ACIMED [Internet]. 2007 [citado 20 Abr 2010];16(3):[aprox. 6 p.]. Disponible en:
http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol16_3_07/aci07907.html
4. Association AL. Presidential Committee on Information Literacy (1989). Final Report. Chicago: ALA; 1989 [citado 16 Abr 2010]. Disponible en:
http://www.infolit.org/documents/89Report.htm
5. Berner ES. NBME/NMRF final project report. Birmingam, AL: University of Alabama School of Medicine; 1999.
6. Abbott R. Delivering quality-evaluated healthcare information in the era of Web 2.0: design implications for Intute: Health and Life Sciences. Health Informatics Journal [Internet]. 2010 [citado 1 Mar 2010];16(1):5-14.
7. Slawson DC, Shaughnessy AF. Teaching evidence-based medicine: should we be teaching information management instead? Acad Med. 2005;80(7):685-9.
8. Kadry B, Sanderson IC, Macario A. Challenges that limit meaningful use of health information technology. Curr Opin Anaesthesio. 2010;23(2):184-92.
9. Cañedo Andalia R. Para comprender y tratar el escaso empleo
de los recursos de información disponibles vía Infomed se necesita una
perspectiva multidisciplinar. ACIMED [Internet]. 2009 [citado 6 Abr 2010];19:0:[aprox. 4 p.] Disponible en:
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352009000100001&nrm=iso
10. Cornella A. La cultura de la información como institución previa a la sociedad de la información. 1997. [consultado 2 Abr 2010]. Disponible en:
http://www.raco.cat/index.php/Bibliodoc/article /viewPDFInterstitial/56620/66042.7
Recibido: 30 de mayo de 2010
Aceptado para su publicación: 28 de junio de 2010